sábado. 20.04.2024

Por INA

Dio dos veces con la palma de la mano abierta en la frente y continuó tomándose el café, un golpe con una precisión y contundencia tal que repetido ocasionó brotaran repentinamente los problemas huyendo de su dueño para quedar esparcidos por el suelo tras de nosotros, pude ver con infinita claridad como eran absorbidos perdiéndose por entre nuestros pies bajo el suelo que nos mantiene y evita caigamos más allá, también pude ver como mi anónimo compañero de barra en el desayuno quedaba expresivamente relajado no sin antes haber realizado unos breves ejercicios de estiramiento, si, él ya se encontraba mejor, pero lo verdaderamente paradójico es que todos, absolutamente todos los que nos encontrábamos a su alrededor, pasamos de un estado de completa perplejidad, primera impresión muda, a otro de profunda alegría y satisfacción por verle ahora sosegado y más tranquilo quizá por causa del golpe, quizá por su recién conseguida estabilidad disipando las dudas sobre sus problemas, ahora ya los ve más claros o quizá se encuentra en este estado porque ya nos los ve, se ha deshecho de ellos, le oprimían, o quizá es siempre así y cuando me vaya repetirá este acto como un ritual particular, tanto, que ya la gente a su alrededor no se asombra y no le da mayor importancia que la que para él mismo pueda tener.

Terapia
Comentarios