sábado. 20.04.2024

["La televisión fomenta la cultura: cada vez que la encienden en mi casa me voy a otra habitación a leer”. Groucho Marx]

Después de varios amagos previos (el hombre quería irse pero no lo dejaban escapar), este jueves por la mañanita dimitía o lograba huir de su cargo y de su carga el director de la televisión autonómica o autómata de Canarias, Daniel Cerdán, de los Cerdán de toda la vida de Dios.

Apenas tengo opinión formada (deformada, para dar y regalar) sobre la tal Radio Televisión Canaria (la-nuestra-de-ellos: canariones y chicharreros) porque no la veo ni loco, ni en broma ni borracho. En realidad no veo tele, puestos a contar verdades. Como mucho, veo a través de la tele (a la fuerza ahorcan) cine y fútbol cuando juega el Barça, y documentales a punta pala en los canales digitales y cuales. La programación de la Tele Canaria, si la hubiera o hubiese, para mí no existe. Pero aunque tenga ese canal siempre apagado, también lo tengo pagado, y además de forma teóricamente voluntaria (como cuando nos llevaban al cuartel, vaya sarcasmo), porque la multa nos la cobran a todos los canarios sin que podamos decir ni pío, pese al canoro gentilicio.

Por lo que cuentan quienes tienen la valentía de enchufarse de tarde en tarde al Ente repelente, la Canaria es la peor tele de entre las autonómicas, con diferencia. Y hasta don José Manuel Soria, presidente de los “pepones” isleños, estaba empeñado en cerrarla hasta casi ayer mismo. Milagrosamente, fue encaramarse/encamarse en/con el poder y ya ve al bicho con otros ojos, hasta el punto de que el que ejerce ahora mismo como vicepresidente y consejero de Economía del Gobierno regional ha dado su visto bueno al incremento en casi un 35% (se escribe pronto y fácil) de los Presupuestos destinados a alimentar a la insaciable bestia catódica. Para eso se inventaron las teles públicas, desde Panchito Franco hasta hoy: para darle bombo y platillo (autobombo que pagamos todos, tirios y troyanos) al Ejecutivo de turno. Esto son lentejas, las tomas o las dejas...

Tiempito atrás me llegaba un correo electrónico de un paciente lector, motivado por su desacuerdo con un artículo previo de quien esto firma en el que hablaba de lo que aquí he dado en llamar como “telespectamierdas” (con perdón por el palabro), que son los que a mi juicio más culpa tienen finalmente de la existencia y expansión de la denominada telebasura, por mucho que aquéllos intenten excusarse después de su propio mal gusto -para lavar su mala conciencia- haciendo la crítica constante de unos programas e intérpretes que, curiosamente, conocen al dedillo. Por decirlo en conejero, aquí hay algo que no coneja... Que el neologismo no les guste a lectores como el mencionado no le resta certeza al nombrete, en el que me reitero y reafirmo.

Todo esto lo condensó muy bien, lustros atrás, el ya desaparecido Federico Fellini, aquel excelente director de cine que dejó para la historia dos frases aparentemente contrapuestas o contradictorias sobre ya popularmente conocida como caja tonta: "La televisión es el espejo en donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural", pero "condenar la televisión, por sí misma, sería tan ridículo e inútil como excomulgar la electricidad o la teoría de la gravedad". Elemental... como la propia parrilla televisiva a día de hoy. ([email protected]).

Tele-Lela
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