sábado. 20.04.2024

Por Ramón Pérez Hernández

El del titulado en Ciencias de la información D. Antonio Coll González, que afirmó, sin colorearse: ...“se le pusieron muchas piedras en el camino para impedir su construcción”... [al Puerto Deportivo Marina Rubicón”], en su ‘Mareando la perdiz y los puertos náuticos” [Lancelot nº 1.257, del 24/08/07, pág. 7]. La imparcialidad, similar a la equidad, es raíz del derecho a la información, que usted no puede alterar “al gusto” con quiméricas interpretaciones. Aunque no lo crea, a bote pronto, mi agudeza fue asaltada por el rentable rotulo de la popular editora de discos de vinilo, “La Voz de su Amo”...

Que le quede claro Sr. Coll que lidié a cara descubierta no en contra de la “reglamentaria” obra del Puerto Marina Rubicón, pues no hubo ocasión, sino por el método administrativo-legal que se ‘amaestró' para su logro. Olvidar es fácil y rentable D. Antonio. Si tiene usted memoria Sr. Coll, recordará [fue público y notorio] que la Dirección General de Costas planteó a la Consejería responsable del Gobierno de Canarias, la paralización cautelar del “asunto”, por existir, al parecer, presuntas anomalías en el Expediente Administrativo de petición de la Concesión del Puerto Marina Rubicón. Por tanto Sr. Coll, la cruzada con la que usted, presuntamente, intenta contaminarnos ante la opinión pública, no es de recibo, es una burda patraña que debe rectificar. Sobre las desdeñosas afirmaciones que al estilo de notable ilusionista, se sacó de la manga... “fueron los mismos detractores de siempre” ...”con carnés de seudo ecologistas, los que abanderaron una cruzada porque los promotores eran dos lanzaroteños”..., son literalmente falsas, y merecen mi mayor repulsa por perversas. Y, para mas inri D. Antonio, siguió usted con su montaraz destartalado revoltijo, mezclando el pánico que, supongo, intenta y desea inocularnos en la piel desde hace tiempo con “su ideal” aprobación ¡ya! del PGOU de Arrecife, patrocinando, aparentemente, a los cuatro “emprendedores” de siempre... Lo chispeante de usted es cuando intenta atribuir en plan guirigay la “desdichada senda” que el negocio turístico ‘inicia' en Costa Teguise, cuando es fácil saber que la desfavorable (y no deseada) situación del preciado negocio turístico y comercial de Costa Teguise (la Urbanización mejor planificada de Lanzarote y probablemente de Canarias), es posible que la motive el exceso de camas autorizadas construir en Playa Blanca [y la propia Costa Teguise] donde, instintivamente, en algunos hoteles-mazmorras venden, intentando auxiliarse, supongo, ante el miedo de posible fracaso comercial, el “todo incluido” [versus: “pan para hoy, quizás hambre para mañana”], pues, creo no equivocarme, tal singular formula comercial no es propia de Canarias; sistema que si se sigue comercializando aquí sin adaptarlo expresamente (esto no es el Caribe), puede resultar nocivo para las Islas Canarias. Producen escalofríos Sr. Coll los puestos de trabajo destruidos y los que, quizás, sigan cayendo... si alguien con cabeza “entera”, no lo remedia. Lo sombrío, lo inaceptable, es que los “bárbaros del territorio y sus secuaces chupones, con los necios políticos egoístas a sus pies...” no reconozcan y pongan en valor real el inteligente mensaje de Cesar Manrique, nuestro Gran César, en sus sabios, fieles, irrepetibles y valerosos testamentos de 1985: “MOMENTO DE PARAR” y “LANZAROTE SE ESTÁ MURIENDO. Sean entrañables y generosos con el territorio, por favor; rectificar es de sabios y máxime si es en honor de los quince años transcurridos desde la triste desaparición del destacado César en la savia sostenible...

De las jocosas “comedias” de sus inútiles alegatos, la más extravagante es su pícara versión de que el Hotel ‘Papagayo Arenas', construido por empresarios de fuera -de Valencia, por mas señas- ...“jamás tuvo una crítica de esos profetas que hablan en nombre de un ecologismo epidérmico”...; remachando su pueril ‘agudeza' con el correveidile: ...”Más o menos ésta es la historia resumida de lo que puede ocurrir en Lanzarote si nos llevamos por los ecologistas epidérmicos e ignorantes de turno”. D. Antonio Coll, ¡nunca! he leído tanta esclerosis de un interlocutor que se precie de buen comunicador social. Recuerde las duras críticas que se dedicaron en los medios de Lanzarote contra la improcedente edificación del hotel Papagayo, especialmente, por “concederse ilegalmente la licencia de construcción”. No me referiré a nadie; solo aclararle que reprendí oportunamente tal supuesta actuación ilegal. Vea en Internet, mi rigurosa censura titulada: “Megalítico hotel en playa AFE, Las Coloradas” del 03-09-2002.

Le cuestiono señor mío, rotundamente, su “apostólica encíclica urbi et orbi”, expedida a los que como yo ansiamos una auténtica ecología. Mi generación, por lógica, somos sumisos al territorio, nuestro seguro futuro. La sostenibilidad me cautiva. Es el derecho a vivir en un espacio limpio, digno; apetencia que nos infundieron nuestros ascendientes, que lo heredaron de sus antecesores, y así sucesivamente varios cientos de años...

Sutil mareo de la perdiz
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