viernes. 29.03.2024

1.- "Nigel", un loro gris africano, muy listo, de edad indeterminada, se escapó un día de la casa de su dueño, Darren Chick, un inglés que vive en California. El loro imitaba perfectamente la voz de los presentadores de la BBC, es decir hablaba un inglés de Oxford. Nada del dialecto cockney del East End de Londres, sino el fino. Nada de la jerga americana con sonido de altavoz. Hace cuatro años decidió darse un garbeo y ha aparecido en Torrence (Los Ángeles) hablando un perfecto español y repitiendo a cada instante: "Soy de Panamá, ¿qué ha pasado?". El loro fue hallado por una señora, que se extrañó de la jerga hispana del ave y lo entregó a una veterinaria, porque había oído que ésta había perdido a otro loro parecido, llamado "Benjamín". Pero no, no era "Benjamín", sino "Nigel", que ya está en casa de su dueño, localizado gracias a un chip que llevaba en su anilla.

2.- ¿Dónde ha estado el loro los cuatro últimos años? Se supone que en Panamá, pues su acento se parece al español hablado allí, pero nadie se explica cómo volvió, si fue en barco, en avión o volando, esto último absolutamente imposible, por la distancia y por los accidentes del terreno intermedio. Su dueño cree que ha pasado por las casas de varias familias, pero, claro, nadie -sino el loro- lo sabe. Y el loro no suelta prenda. Se le ha olvidado el inglés y ahora sólo habla español. Esto me recuerda a mi amigo Félix Lam , fotógrafo que fue de Celia Cruz y que cada año nos visita por Carnavales. A Félix, que nació en Cuba, de padre chino y de madre cubana, lo mandaron a Cantón, de chico, a aprender bien el chino. Y se le olvidó el español. Cuando regresó a su tierra hablaba chino. Y ahora, tantos años después, habla mal el español, muy bien el chino y regular tirando a mal el inglés. Como el loro, pero al revés.

3.- Esta historia del loro ha conmocionado a los estudiosos de estas aves, que son legión. En mi nuevo libro "Todos los magos son del Barça" cuento la historia de un mago al que le regalan un loro. Lo lleva con él a la Guardia Civil, posado en su hombro, a renovar la licencia de caza. El guardia le pregunta una y otra vez al mago si "el animal" habla. Y el mago no contesta. Insiste el agente y nada, el mago callado. Ante la reiteración de la pregunta: "¿El animal habla?", el loro se abre de plumas y contesta: "No sé".

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"Soy de Panamá, ¿qué ha pasado?"
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