viernes. 29.03.2024

Por J. Lavín Alonso

Que el defecto de la gente desinformada es que “tiende a coger el rábano por la hojas”; lo cual no deja de ser una sutil forma de referirse a lo que en román paladino se conoce como ignorancia pura y dura. Tengo para mí que se refería a que estas personas, en función de bases poco sólidas en su formación o carencia de elementos de juicio suficientes, son proclives a extraer conclusiones erróneas o desvirtuadas de lo que acontece en derredor suyo, y aun más allá. En lo tocante a la lectura, uno de mis aficiones favoritas, nunca he creído mucho – a decir verdad, nada – en las listas de libros mas vendidos, que, con cierta periodicidad publica la prensa escrita. Ello se debe a que a estas alturas ya he tenido tiempo de advertir que la calidad literaria, científica y didáctica o la capacidad de cautivar al lector de un libro no está en función del número de personas que lo han comprado. Lo mismo pienso, salvo raras excepciones, de los premios Nóbel de Literatura. Prefiero equivocarme por mi cuenta que acertar por cuenta ajena.

Un ejemplo ilustrativo de lo anteriormente expuesto es el caso de libro mas vendido hace unos dos años – best seller dicen los aficionados al uso de barbarismos – cual fue El Codigo da Vinci, que, según creo, llegó a no se cuantos centenares de miles de ejemplares vendidos en todo el mundo. No pasó de ser, en mi opinión, un relato de intriga y aventuras, escrito con un estilo un tanto prolijo y abstruso. En él, con pretensiones historicistas y bastante de seuodociencia y esoterismo, se narra una extraña trama en pos de un secreto relativo a la vida no oficial de Jesucristo, cuyo descubrimiento podría hacer peligrar los cimientos de la propia Iglesia como institución espiritual desde hace veinte siglos. Y el secreto no es otra cosa que el Santo Grial, que utilizó el Maestro en su última Cena, cuando instituyó el sacramento de la Comunión, y su influencia en el desarrollo posterior del cristianismo.

Las leyendas artúricas ya hacían referencia al sagrado vaso, pero en esta novela se introdujo una curiosa y poco conocida variante, que tiene que ver con Maria de Magdala y las teorías gnósticas. En resumen, a mi ver se trata de una peculiar mezcla de novela negra, romance, e intriga, con apuntes de revisionismo histórico y criticas al Opus Dei. Puede que lo relativo al Priorato de Sión y sus Grandes Maestres cautive al lector, pero no esperen de su lectura nada trascendente. Como ya dije, es una mera novela de evasión con pretensiones de seriedad. Lo cual no es óbice para que muchos se sintiesen atraídos por este cebo novelístico, convenientemente publicitado y mercantilizado. Empero, lo que si considero verdaderamente preocupante es que no pocos, tal como sospecho, se hayan tragado el cebo, con anzuelo y todo, y se hayan creído tal sarta de paparruchas. Y aquí vuelvo a lo del principio: la ignorancia es un lastre que impide que el ser humano se desarrolle dentro de sus auténticas posibilidades, pero tampoco veo que se haga mucho por salir del atolladero, salvo, quizá, algo de lo políticamente correcto, que, a la postre, resulta ser mas bien pura filfa.

Sostenía Ortega y Gasset…
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