jueves. 28.03.2024

SIN NOTICIAS DEL GOBIERNO DE CANARIAS

En el Gobierno que preside Fernando Clavijo saben que Lanzarote es la isla de la no ejecución presupuestaria. Durante décadas los políticos locales les han dado excusas para no invertir el dinero que realmente le corresponde. Así, existen ejemplos de la desidia que se ha producido, como el paseo de la zona de Los Charcos en Costa Teguise. Como reza el dicho popular, una imagen vale más que mil palabras

Hace unos días la consejera de Hacienda del Gobierno de Canarias, Rosa Dávila, dijo en el programa "A buena hora" de Crónicas Radio-COPE Lanzarote que a la hora de elaborar sus primeros presupuestos tuvo en cuenta la deuda histórica que existe en la Comunidad Autónoma con la isla de los volcanes. Esto, que puede sonar a chino en otras islas, es un cuento tan real como lo es el dinero que sistemáticamente se ha estado hurtando a la tercera isla del Archipiélago en número de habitantes y en aportación a las arcas comunes de todos los canarios, lo que se conoce como deuda histórica. En otras islas podrían pensar que es la típica cantinela del llorón, el ejemplo del insularismo ramplón que lleva a ver las cosas con una perspectiva ombliguista que aleja al que lo practica de la verdad. Nada más lejos de la realidad. En el Gobierno de Canarias lo saben, y por eso cada vez que se les pregunta salen con el mismo cuento, un cuento que llevó incluso al entonces ya veterano José Carlos Mauricio a prometer cuando estaba en el puesto que ahora ocupa Rosa Dávila la creación de una especie de plan Marshall a la canaria mediante el cual se iría corrigiendo esa deuda ya reconocida en pagos anuales que recibiría Lanzarote a través de su Cabildo. Como ya se sabe, aquella promesa quedó en agua de borrajas.

Y cuando decimos que lo saben es porque hubo alguien que les marcó el camino. No fue otro que el sempiterno Antonio Castro Cordobez, quien descubrió durante su larga etapa de consejero de Obras Públicas que era muy sencillo quitar el dinero que le correspondía a los lanzaroteños para llevarlo a La Palma. Un buen día se dio cuenta de que daba igual presupuestar partidas para proyectos importantes en Lanzarote, porque nunca se llevaban a cabo. Cuando no faltaba la parte que le correspondía a las instituciones locales afectadas, faltaba el proyecto de la obra, cuando no la disponibilidad de los terrenos. Fue la razón entre otras cosas de que hoy en día sigamos sin tener un Palacio de Congresos. Como fue la razón de que haya numerosas infraestructuras públicas que o no se han ejecutado o se han ejecutado mal.

En este artículo de queja, que va más allá de nuestro habitual confidencial, utilizamos una imagen que vale por supuesto más que mil palabras. Aunque no se lo crean, corresponde al paseo que va de la playa de Las Cucharas de Costa Teguise hasta el final de la urbanización, antes de dar con el camino de tierra que conduce a la zona poblada de Los Ancones y pasando por delante de hoteles de cinco estrellas como el Meliá Salinas o de otros de categoría inferior pero no por ello menos importantes como el Sand Beach o el HD Beach Resort. Es un ejemplo de la desidia total que han tenido las distintas administraciones con una isla donde no se invierte absolutamente nada, donde existe un puerto que pide a gritos ser autónomo de los dictados de Las Palmas porque nadie mira por sus intereses y donde tenemos el aeropuerto más rentable de toda España para la gente que ocupa despachos en Madrid, puesto que Aena lleva lustros sin invertir un céntimo no ya en la ampliación de su pista o de la zona de aparcamiento de los aviones y de los coches sino en infraestructuras más básicas.

Dicen ahora en el Ayuntamiento de Teguise, donde gobierna Coalición Canaria (CC) con mayoría absoluta, que este paseo entra dentro de los planes del Gobierno que preside el nacionalista Fernando Clavijo. Está bien, aunque de ser cierto la cosa llega un poco tarde. ¿Por qué algo tan básico no entró en los planes de los otros presidentes nacionalistas que le precedieron, por qué no se preocupó por ese ruinoso paseo Manuel Hermoso, Román Rodríguez, Adán Martín o Paulino Rivero? Seguramente porque ningún político local puso demasiado empeño en que así fuera. Esa es al menos la sensación que se tiene en Lanzarote, que el grado de servilismo de los políticos locales ha sido tal, que no han sido capaces de hacer que cambien imágenes lamentables y tercermundistas como ésta. Y lo habrían tenido fácil, simplemente utilizando el método que se ha utilizado en otras islas.

Esa parte del litoral canario es una auténtica vergüenza. Porque si bochorno causa el abandonado paseo en cuestión, qué decir de la obra que el propio Gobierno realizó en la zona de Las Cucharas, una obra nueva que presenta un aspecto muy similar al del lugar por donde debe hacer unos veinte años que no pisa un político del Archipiélago.

Las preguntas que nos hacemos son muy sencillas: ¿consentiría el presidente Clavijo que hubiera un paseo así en una zona turística de Tenerife o de Gran Canaria?; ¿habrían permitido los representantes políticos de Tenerife o de Gran Canaria que se mantuviera durante décadas un paseo en semejantes circunstancias en el caso de que el presidente no fuera diligente a la hora de sacar adelante una obra de remodelación?; ¿qué dirían los empresarios hoteleros de la zona de Tenerife o de Gran Canaria en el caso de tener un paseo así en el que sus clientes no pueden pasear con un carrito de bebé o con una silla de ruedas?...

Las respuestas, evidentemente, son sencillas. Jamás se habría mantenido un paseo en Gran Canaria o Tenerife en semejantes circunstancias durante décadas. Y cuando decimos Gran Canaria o Tenerife hablamos también de La Gomera, de El Hierro, de La Palma o de Fuerteventura. ¿Creen que los políticos de estas islas habrían tenido cara suficiente para justificar que algo así estuviera ocurriendo sin que nadie le pusiera solución, habrían tenido cara para pedirle a los empresarios afectados ayuda para sus innumerables necesidades? Está claro que en Lanzarote sí, han tenido cara para eso y para más.

Como si fuera además una broma macabra del destino, resulta que la actual consejera de Turismo del Ejecutivo canario, María Teresa Lorenzo, es vecina de Costa Teguise y perfecta conocedora del problema de la zona. Habrá que confiar en que cual Castro Cordobez sepa barrer para casa para terminar con una tremenda injusticia, y habrá que confiar en que por una vez se imponga la lógica de las prioridades, porque asuntos como éste en cuestión de obra pública es absolutamente prioritario. Sin embargo, si se arreglara ese paseo (o como lo quiera llamar cada uno), que hemos puesto simplemente como ejemplo de lo que ha sucedido en la Isla, por desgracia no se resolverían todos los problemas que tiene Lanzarote vinculados con la falta de inversión del Gobierno de una parte de los canarios.

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