martes. 23.04.2024

1.- Rajoy lo tiene a huevo. Con sus 137 diputados, los 32 de Rivera, los 5 del PNV y los dos canarios, Oramas y Quevedo, suman 176 diputados, los justos para ser investido en la primera vuelta y para gobernar con mayoría absoluta. ¿Para qué seguir mareando la perdiz con los obstinados del PSOE, que a pesar de haber hecho el ridículo siguen diciendo que quieren echar a Rajoy de La Moncloa? Los que no tienen que entrar en el Gobierno son ellos. Los partidos que he citado están dispuestos a apoyarle, así que lo primero que debería hacer Rajoy es negociar con ellos y dejar al margen al PSOE, que no se merece estar en el Gobierno. O a lo mejor el PSOE sí se lo merece, pero su líder, por llamarlo de una forma generosa, no. Vaya equipo que tiene el tal Sánchez, sobre todo ese riojano –creo que es—llamado Luena, con pinta de Pitagorín, que es el remedo de su jefe o no se sabe si su jefe es el remedo de él. Rajoy tiene los dos pies en La Moncloa, porque ganó las elecciones, barrió a sus rivales, dejó en ridículo a Podemos y ha minimizado tanto al PSOE del tal Sánchez, que si no llega a ganar el PP en Andalucía ya le habrían dado la patada en el culo. Barrió el PP hasta en Valencia, donde los comunistas se creían que eran los reyes del mambo, con la Oltra y el otro. Leche de machanga. Rajoy lo tiene, pues, a huevos: negocia con los citados, le da la vicepresidencia a Rivera y el Ministerio de Educación a uno de los suyos –que lo arreglen ellos— y ya está. Gobierno nuevo y estable, Ana Oramas, colocada, Quevedo, en Madrid y gozando y el PNV que pida lo que quiera y se le pueda dar. Ni independencia de Cataluña, ni aguantar la trenza de Iglesias y la boca chica de Errejón y otros chavistas, ni darle bola al PSOE, que con este secretario general nunca está de acuerdo con nada, es el campeón del “no es no”. Pues a tomar viento y que resuelvan ellos su problema de liderazgo. Rajoy ya tiene que estar hasta el moño de aguantar las impertinencias de Sánchez, que como enemigo es insignificante y como amigo muy incómodo. Se cree el rey de la cumbia y resulta que no sabe bailar y que, además, cada vez baila con menos gente. Ya no tiene ni orquesta, si acaso una charanga.

2.- Pues ya está, que Rajoy deje fuera a los obstinados y que se alíe con partidos cómodos que le dejen gobernar. Que firme un buen pacto que contente a todos los afines y que se quite de encima al coñazo de Sánchez, que todavía no se ha enterado de que cada vez tiene menos votos, que la gente no lo quiere, que ha dejado a su partido hecho unos zorros, que tiene que dar paso a un sucesor –o sucesora— ganador y que no tiene ninguna posibilidad de estar en La Moncloa, porque no suma. Y porque Ciudadanos, supongo, no va a cometer el mismo disparate que casi lo deja sin votos: pactar con los socialistas. Ciudadanos es centro derecha, no pinta nada abrazando a un torpe líder de la izquierda despistada como es el señor Sánchez.

3.- En fin, que no les prometo nada, pero muy poco voy a hablar de política, pero que muy poco, antes de que haya Gobierno. Será más pronto que tarde y Rajoy tiene no sé cuántos ases en la manga. Cuando lo habían desahuciado va y saca 237 diputados, pulverizando todas las encuestas, incluso la del CIS. Si yo fuera Rajoy pactaría con los que pueden ser amigos, no con los enemigos. Y, por Dios, refundan CC, que cada vez tiene menos votos; Oramas salió de pura chiripa. Reorganicen el nacionalismo canario, hagan caso a Juan-Manuel García Ramos y denles la mano a todos los que han dejado heridos en el camino. Si no, éstas serán sus últimas elecciones legislativas. Y el que avisa no es traidor.

Si yo fuera Rajoy dejaría fuera a los obstinados
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