viernes. 29.03.2024

Parto de una premisa básica a la hora de realizar cualquier análisis sobre la situación política española, hagas lo que hagas siempre habrá alguien al que le parezca mal.

Esta claro que es prácticamente imposible contentar a todo el mundo cuando llevas a cabo políticas de gobierno emanadas de unas determinadas directrices ideológicas. Esta imposibilidad es todavía mayor cuando la situación económica del país es muy complicada y las medidas a tomar son drásticas por cuanto suponen un recorte al estado de bienestar que hemos tenido años antes.

Pero lo que resulta difícil de asumir y mucho menos de entender es que un gobierno consiga poner a casi todo el mundo de acuerdo en lo negativo de su actuación. Pone de acuerdo a los partidos de izquierdas, algo lógico por otra parte, pero también pone de acuerdo a gente de centro derecha que nunca estaría en esa tesitura de ser las cosas de otra manera. La indignación es trasversal, afecta a los de izquierdas, los de centro, los nacionalistas y los de derechas.

Este gobierno que tenemos, esta llevando a cabo políticas que le van a conducir a perder esa posición de privilegio que tiene en la actualidad por varias razones, a mi juicio evidentemente.

La primera es que en este país no todo es la situación macroeconómica que sufrimos. No todo es la recuperación de las grandes empresas, las multinacionales, las que cotizan en el IBEX 35.

Esta claro que un aspecto muy importante de la situación de un país es su estabilidad económica, su capacidad de producir, de exportar y de crear empleo. Conseguir este objetivo es prioritario para relanzar nuestra economía y con ello recuperar y mejorar nuestro status quo. Sin un esfuerzo en este sector de la sociedad, nuestro país jamás saldría de la crisis en la que nos hemos visto metidos los ciudadanos, por culpa de unos y de los otros. Unos sembraron el virus y los otros ayudaron a que se desarrollara. Aquí no hay un “y tu mas” que valga.

Pero no todo es economía.

Los gobiernos tienen una serie de personas, los ministros, que se encargan cada uno de un aspecto de la realidad política, económica y social de la vida de los ciudadanos.

¿Solo trabajan los ministros encargados de los asuntos económicos y financieros, Luís de Guindos y Cristóbal Montoro? Estos y sus colaboradores son los encargados de la parte de la recuperación de la que he hecho referencia anteriormente.

¿Y el resto que?

El gobierno lo esta haciendo lo mejor que puede en los temas económicos de altos vuelos. Pero eso no es suficiente, eso no llega a las clases medias y bajas de nuestro país. Esa recuperación no va a ser suficiente para que el PP vuelva a ganar ¿y saben por que?, porque en el ciudadano tienen mucho mas peso otros aspectos de la vida donde el gobierno esta equivocándose de lleno. Pesan otros aspectos mas mundanos y cotidianos como los asuntos relacionados con la corrupción de sus dirigentes, la inacción ante los desmanes de la banca, los recortes en la sanidad y la educación publica, la actuación de algunas comunidades autónomas que hacen negocio con las viviendas sociales vendiéndoselas a fondos buitres para que estos hagan el negocio del siglo a costa de los de siempre. Pesa más la sensación de que, siendo un país laico y aconfesional, determinadas políticas están dirigidas por la Conferencia Episcopal Española y en definitiva a la hora de decidir el sentido de su voto, tienen mas influencia en esta decisión ciudadana aquellas actuaciones del gobierno que ni están consensuadas con los demás ni están pensadas para beneficiar a la mayoría.

Creo que es fundamental tener en consideración unos datos. En el 2011, la población española era de 46.818.219 habitantes. En las elecciones de ese año, votaron un total de 24.590.557 personas con derecho a ejercerlo, es decir, el 52,53% de la población total.

De esos poco mas de veinticuatro millones y medio que votaron, 10.830.693 lo hicieron al PP, es decir, el 44,05%.

A la vista de estos datos, absolutamente irrefutables por si alguna mente torticera me quisiera cambiar el argumento, queda claro que la gran mayoría de los españoles con derecho a voto, los que ejercieron ese derecho, no comparten las tesis del PP.

Con esto no quiero decir, ni mucho menos, que el partido que ha ganado no tenga legitimidad para gobernar. Con esto no quiero decir que el PP no pueda aplicar las políticas que considere oportuno en todos los órdenes de su actuación gubernamental.

Con esto lo único que quiero decir es que no se justifica de ninguna manera que se gobierne solamente pensando en poco mas de diez millones y medio de ciudadanos dejando de lado a mas de treinta y cinco millones. Si el resultado de las urnas nos dice quien es el presidente de todos los españoles, lo único que le pido es que lo sea, pero de todos no de unos cuantos.

En democracia, por lo menos en la nuestra y por lo visto en los últimos procesos electorales, unas elecciones no las gana el partido que resulta más votado, sino que las pierde el que gobierna. Le pasó a José Maria Aznar primero, luego a José Luís Rodríguez y ahora le pasará a Mariano Rajoy. ¿Gano el PP las del 2011? Evidentemente si, pero porque el PSOE, como consecuencia de la nefasta gestión de José Luís Rodríguez, perdió cinco millones y medio de apoyos. Recordemos que el aumento experimentado por el PP en relación a las elecciones anteriores fue solo de unos quinientos mil votos.

Como conclusión yo me hago esta reflexión, ¿Puede el PP corregir la tendencia a la baja en sus expectativas electorales? Por supuesto, queda un año para las elecciones y si se da cuenta de que no gobierna para sus acólitos podría cambiar esa tendencia. ¿Serán lo suficientemente inteligentes como para hacerlo?

¿Se puede ganar unas elecciones con tan poco bagaje?
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