viernes. 29.03.2024

Telde, Mogán, Santa Cruz de Tenerife, el ‘caso eólico', la Consejería de Turismo.... Hasta ahora éstos son algunos de los ayuntamientos e instituciones de Canarias que se están investigando por presunta corrupción, investigaciones que continúan produciéndose en Canarias y que podrían implicar a muchas otras corporaciones y políticos canarios en los próximos meses. Por eso no se entiende por qué algunas personas han mostrado su perplejidad ante las palabras del Premio Nobel de Literatura, afincado en nuestra Isla, José Saramago, durante la presentación en el Terrero de Lucha de Tías de su último libro, “Mis pequeñas memorias”.

Saramago decía con toda la razón del mundo que en Canarias estábamos gobernados por caciques y mi pregunta es por qué han molestado esas declaraciones, pues los hechos confirman estas afirmaciones y, si no, que se lo digan a todos esos cargos públicos que han visitado los juzgados en los últimos meses y que en su mayoría han salido de ellos con cargos o con el depósito de fianzas millonarias.

¿Qué significado tiene esto?, que esas personas han tenido que depositar esas fianzas solamente porque el juez lo quiso así y no porque sus actuaciones al frente de sus diferentes concejalías, consejerías, direcciones generales o alcaldías fueras dudosas.

No, señores, Saramago no ha dicho ninguna tontería ni nada que no esté ocurriendo en Canarias. Desgraciadamente y aunque nos duela, Saramago lo que ha hecho es abrirnos los ojos acerca de lo que tenemos en nuestra tierra, -no me refiero ni mucho menos a la generalidad de los políticos-, y que posiblemente por ser de fuera y mirar con otros ojos, quizás más claros, la realidad de Canarias, se dé cuenta antes que nosotros de lo que está pasando en esta tierra.

Algunos ‘ombliguistas', porque no se pueden llamar de otra manera, han dicho también que no tiene derecho a hablar de esta Isla, -Saramago advirtió del peligro de permitir la “segunda muerte de César Manrique, la de su espíritu” y arremetió contra las actuaciones urbanísticas de Playa Blanca, algo que en su opinión “no tiene perdón”- porque es una persona de fuera. Tremendo error, probablemente las personas de fuera se dan cuenta antes de lo que se está haciendo mal porque, como dije antes, miran a esta isla con los ojos más claros.

Otras personas hablan de que es Premio Nobel en Literatura y no de Urbanismo, y por tanto entiende de urbanismo lo mismo que cualquier persona de la calle, algo así como que no es una voz autorizada para hablar de estos temas. Un error aún más grave, pues precisamente por no tener una mente matemática, es capaz de vivir con mayor sentimiento las atrocidades que se están haciendo en Lanzarote sin que nadie ponga remedio para evitarlas.

Saramago, al igual que la Fundación César Manrique (FCM), que curiosamente tiene casi los mismos detractores que Saramago, no sabemos por qué, quizás por la procedencia de algunas personas que están al frente de la Fundación y que también han sido muy críticos con las actuaciones de algunos políticos lanzaroteños, son autoridades en la materia que tienen todo el derecho del mundo, además de una obligación, a expresar lo que sienten en cada momento. Cómo es posible que se diga que Saramago no está autorizado para hablar sobre urbanismo mientras una asociación de vecinos, perfectamente lícita también, hace pública una ‘novela' por capítulos sobre el Plan General de Arrecife. ¿Es que no somos capaces de mirar más allá de nuestro propio ombligo?

El Nobel de Literatura cree que “ya se ha hecho suficiente daño a la Isla” y recordó que nadie como el artista conejero “ha amado tanto a Lanzarote”. “Si perdéis el espíritu de César Manrique, esta isla se muere”, avisó. El escritor no dudó en criticar las actuaciones urbanísticas que se han realizado en el sur: “Lo que han hecho en Playa Blanca no tiene perdón”, dijo y añadió que “tenemos, tenéis, una isla preciosa; es vuestra obligación defenderla”.

Palabras sabias las de Saramago y con un mensaje incluido: es nuestra obligación defender a nuestra Isla. Hagámoslo y dejemos de criticar a personas que son sabias en sus afirmaciones y que lo único que pretenden es ayudarnos y ayudar a que Lanzarote siga siendo la Isla que nuestro querido César Manrique concibió. No dejemos morir a Lanzarote.

Saramago
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