jueves. 28.03.2024
El presidente de El Guincho y su familia se han quedado aislados en medio de las nuevas construcciones del Puerto Deportivo de la zona

Santiago Medina denuncia que tiene que pagar 120.000 euros para demostrar que su casa en Marina Rubicón le pertenece

Al parecer los dueños del Plan Parcial de la urbanización dan por hecho en sus documentos que estos terrenos son suyos, y la familia, que aún usa estas viviendas, quiere que un juez dictamine sobre el asunto, para lo que necesitan 20 millones de las antiguas pesetas para que acepte a trámite la demanda

El presidente de El Guincho, Santiago Medina, prosigue con su lucha por que se mantenga intacto el único punto que aún no se ha transformado alrededor del Puerto Deportivo de Marina Rubicón: su casa. Medina sigue empeñado en conservar su propiedad en medio de la vorágine de hoteles y locales turísticos que rodean el puerto. El problema es que esta antigua propiedad de su familia no cuenta con escrituras, por lo que ha dejado el asunto en manos de la justicia para que se demuestre que esta vivienda es de los Medina y no de los dueños del Plan Parcial de la zona, que asegura que han incluido la casa como propia.

Esta al menos es la intención del presidente de El Guincho, que está intentando que se admita a trámite su petición, aunque hasta ahora no ha podido hacer efectiva su intención por una cuestión económica. Según explicó a esta redacción, para comenzar el proceso judicial los demandantes deben ingresar como depósito veinte millones de las antiguas pesetas, unos 120.000 euros, una cantidad con la que no cuentan, por lo que ahora mismo sus acciones legales se dirigen básicamente a rebajar esta suma.

Una cuestión económica

Aunque Santiago Medina está seguro de que la justicia terminará poniéndose de su lado, por ahora no le queda más que luchar para que el juez disminuya la cantidad que le piden como depósito, un dinero que la familia espera poder reunir para que se reconozca oficialmente que la propiedad es suya.

Esta situación le resulta a Medina totalmente inexplicable, ya que aunque el terreno y las casas son antiguas y no cuentan con escrituras, ha sido su familia la que ha vivido y pagado las contribuciones durante todos estos años. Por eso no entiende cómo los dueños del Plan Parcial han podido incluir este terreno como parte de su propiedad.

Esta es la única intención por la que lucha la familia Medina que se niega a abandonar sus casas, en las que pasan largas temporadas. Pero la línea que sigue ahora el presidente de El Guincho se reserva a las actuaciones legales, aunque aún mantiene un toque de su lucha más reivindicativa, explica que “si el juez entiende que no es muestra propiedad tendrá que desahuciarnos”.

Un trocito de la Playa del Berrugo

En medio de los hoteles, el lujo y los locales que se multiplican alrededor del Puerto Deportivo de Marina Rubicón, la pequeña casa de Medina les recuerda a los paseantes que bajo todo ese cemento se ubicó un día la Playa del Berrugo. Lo recuerda ya no sólo porque la estructura de una casa típica de pescadores rompe con la cuidada estética que se fomenta en la zona, sino porque los dueños se han empeñado en hacer pública su lucha con los carteles que han colocado en su fachada. “Aquí había una playa”, reza una de las pancartas.

Si se trata de una lucha ecologista o de un conflicto de intereses personales es algo que se ha diluido en el tiempo y en la memoria de los que siguieron el tema. Fueron muchos los que apoyaron la lucha de El Guincho cuando protestaron por la destrucción de este enclave natural, y Medina asegura que siguen siendo muchos los que apoyan aún su causa, ahora más cercana a una lidia personal que a la reivindicación ecologista que comenzara.

Desde que se conoció el proyecto que se había ideado para esta zona del litoral de Yaiza, comenzó una polémica en la que el grupo ecologista que lidera Medina jugó un papel importante entre sus detractores. Los motivos que en aquel momento se esgrimieron eran fundamentalmente ecologistas, y el apoyo de la gente y de los vecinos a esta causa los llevó a manifestarse públicamente.

Pero finalmente los propietarios de toda la zona vendieron sus terrenos para que alguna empresa hostelera o de recaudación derribasen sus casas y las convirtiese en lugares de ocio o en lagos, puentes, camas hoteleras, riachuelos, plazas, piscinas, tiendas, bulevares, y toda clase de lugares de esparcimiento para el turismo.

Los Medina aguantaron hasta el final con su empecinamiento y finalmente los propietarios del Plan Parcial decidieron seguir adelante con su proyecto y aislar a esta pequeña hilera de casitas en medio de un centro comercial, que se alza a su espalda, y el más glamoroso restaurante parisino. Una mezcla explosiva de la que el 159 de la calle Camino a la Merina sólo ha sabido defenderse con unas banderas negras que permanecen izadas en son de guerra y una interesante composición que ha convertido su fachada en una pregunta “¿¡!?”. Una barca situada en el maltrecho terreno anuncia a peatones y conductores que “por estar en esta playa me condenaron a muerte”.

Santiago Medina denuncia que tiene que pagar 120.000 euros para demostrar que su casa...
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