viernes. 29.03.2024

Me gustaría que una sola autoridad de un solo partido político se hubiera molestado en escribir al señor Brufau , presidente de Repsol, para ofrecerle Santa Cruz como base logística de su proyecto. En realidad, Brufau vino a Canarias como Mr. Marshall , dando la típica imagen del que llega sin enterarse de nada; y se va con menos idea de la que vino. Porque se ha urdido un plan para que Repsol se quede en Las Palmas, que es la unidad de destino en lo universal, como la España de Franco. Los demás no contamos. Nadie del PP va a romper la disciplina soriana para ofrecer Tenerife como la base de Repsol, porque Soria y Brufau ya han decidido que la base esté en Las Palmas. Ningún dirigente tinerfeño del PP va a abandonar su culichichismo, ni va a abrazar públicamente su amor por Tenerife, isla por cierto que los eligió, para ir contra los supremos designios del señor Soria, que lo quiere todo para Las Palmas. ¿Dónde están Alarcó, Cristina Tavío, Manolo Fernández, Manolo Domínguez, dónde se han metido? ¿Por qué no piden para el abandonado puerto de Tenerife, con miles de metros libres para explotar, la base de Repsol?

¿Y dónde está el nacionalista Rodríguez Zaragoza , que sestea en el puerto chicharrero, abandonado a su suerte, sólo ponderado para anunciar instalaciones futuras que nunca se construyen? Lanzan cohetes cada vez que atraca un crucero, a cuyos pasajeros pasean por la isla y ni siquiera alivian la trágica situación del comercio de la capital. ¿Y dónde está Bermúdez , por qué no grita, como gritó el alcalde de Las Palmas, para que Repsol se quede en la ciudad que dirige? ¿Teme acaso que Paulino Rivero no lo coloque en la lista para volver a ser alcalde? Hay que poner los huevos (si los tienen) sobre la mesa para defender a Tenerife, isla a la que le roban constantemente lo que es suyo, o lo que puede ser suyo. Tenemos unos gobernantes indignos y desagradecidos con la isla que los puso ahí. Que los votó.

Estoy harto de callarme lo que pienso y de hablar del campo mientras a mi isla, a mi tierra, a la tierra del Teide, la desangran. Estoy harto de ir a Las Palmas y de sentir envidia. Y de tener la sensación de que vivo en una isla a la que entre todos se han cargado. Miro hacia el mar, aquí, en Santa Cruz, y veo un puerto sin actividad, con enormes extensiones de terrenos baldíos. Con diques sin un barco, excepto cuando coinciden tres cruceros. Veo apatía y desidia, subordinación al líder, falta de ideas y cobardía. Tenerife no merece a estos cobardes. ¡Váyanse, mentecatos!

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Santa Cruz y Repsol
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