jueves. 28.03.2024

SEPTIEMBRE DE LAS REVOLTURAS POLÍTICAS EN LANZAROTE

La orden dada por el PSOE de Dolores Corujo a los cinco consejeros que tenía en el grupo de gobierno del Cabildo ha precipitado no pocos acontecimientos. Los socialistas buscan los números para presentar una moción de censura contra Pedro San Ginés. El todavía presidente y los suyos se están moviendo al máximo nivel para impedirlo. El mes de septiembre va a ser determinante para entender lo que va a suceder en 2018, año preelectoral

Los que han seguido de forma habitual este confidencial, que sólo para durante el mes de agosto, saben que llevábamos tiempo avisando de que el mes de septiembre se iba a presentar algo más que caliente en lo concerniente a la vida política de Canarias en general y de Lanzarote en particular. Dicho y hecho. El Partido Socialista (PSOE), principal instigador de la nueva revuelta, hizo buenos los pronósticos y puso la carne en el asadero el primer día del mes, ordenando a los cinco consejeros que tiene en el Cabildo –alguno debe estar mareado- que abandonaran de nuevo el pacto con Coalición Canaria (CC) y se marcharan también de nuevo a la oposición.

Como se imaginará el despierto lector, la decisión cogió con el pie cambiado a más de uno. No porque no se esperara un movimiento de estas características, sobre todo viendo cómo se estaban desarrollando los acontecimientos en la huelga de los Centros Turísticos, sino porque se aventuraba para un poco más tarde, o mejor explicado, se creía que las cosas llegarían en otras circunstancias y de otro modo.

A nadie se le escapa que las excusas que ha utilizado el PSOE que dirige en la luz María Dolores Corujo (en la sombra seguimos pensando que es otro cantar) para quebrar de nuevo la estabilidad de Lanzarote sirven sólo para contentar a su parroquia, al ejército de personas dentro de su formación que odian a muerte a Pedro San Ginés y a todo lo que este particular político representa.

San Ginés y los suyos no han estado quietos desde el viernes. Es obvio. Lo primero que hicieron fue llamar al nuevo secretario general del PSOE en Canarias, Ángel Víctor Torres, para asegurarse de que, como sospechaban, Corujo y los suyos habían ido por libre. O Torres les mintió, o efectivamente los socialistas de Lanzarote no consultaron a nadie para dar un paso que puede provocar un efecto mariposa de complejas consecuencias. Es decir, el hombre parece ser que no sabía nada. Lo siguiente que hicieron en CC fue decirle al propio Torres que van a solicitar formalmente la convocatoria de la Mesa de Seguimiento del Pacto, porque si bien es cierto que en el Gobierno regional y en no pocos ayuntamientos de las Islas ya no se respeta el mal acuerdo en cascada que se firmó al comienzo de la presente legislatura, no es menos cierto que quedan unos cuantos cabildos y otras administraciones donde podría peligrar el puesto de no pocos representantes del PSOE. Lo siguiente que ha hecho CC ha sido llamar al Partido Popular (PP), y lo han hecho al máximo nivel. La idea, frenar una moción de censura en la que los populares podrían tener mucho que decir. Es decir, su secretario general, José Miguel Barragán, su presidente autonómico, Fernando Clavijo, y su diputada nacional, Ana Oramas, haciéndoles entender a Rajoy y a los suyos que pactar con los socialistas para echar a San Ginés no es una buena idea, sobre todo teniendo en cuenta que el PP sigue necesitando el voto de los nacionalistas en Madrid. “Una cosa es la guerra de guerrillas en los ayuntamientos, y otra cosa muy distinta es un Cabildo de una isla”, le han debido explicar a la gente del PP. Luego, como es lógico, las consultas locales, donde de momento, según nos cuentan, parece que los populares se hacen los remolones. Se hacen los remolones a pesar de que son conscientes de que un acuerdo con CC les beneficiaría políticamente, siempre y cuando los nacionalistas entendieran que para salvar el Cabildo deberían ceder algo importante, que no es otra cosa que la Alcaldía de Arrecife para la presidenta insular del PP, Astrid Pérez. ¿Hay números? En estos momentos hay números para casi todo.

Y mientras CC se movía de este modo, ¿qué han hecho en el PSOE? Lo mismo, sólo que con estrategia distinta. Porque doctores tiene la Iglesia, y asesores, los de casi siempre, tiene el partido de Dolores Corujo. El principal objetivo sigue siendo ese, que la batalla interna que existe termine de una vez por todas con la imposición por la fuerza de las tesis que defiende la alcaldesa de San Bartolomé. Tumbar a Pedro San Ginés era desde luego una buena idea para garantizar el apoyo de algún que otro militante indeciso. Lo siguiente, mantener vivo el conflicto de los Centros Turísticos hasta el momento en el que se convirtieran oficialmente en líderes de la insurrección, como ya lo son. Dicho y hecho. Domingo por la mañana convocatoria de rueda de prensa de los trabajadores para anunciar, qué curioso, que suspenden la huelga, una vez que les ha convencido la promesa de la de momento oposición de que van a aprobar en pleno un paquete de medidas que se ajusta mucho a lo que en teoría pretendían lograr con la dura protesta que han protagonizado, y cuyas consecuencias reales todavía están por llegar.

Lo que no termina de estar claro en esta historia es si el PSOE ha calibrado la jugada con números para presentar moción de censura en el Cabildo o sin ellos. De entrada, parece claro que lo han hecho sin números. Es decir, que no encuentran los doce representantes dispuestos a gobernar juntos o al menos a estampar su firma en un documento de esa importancia así como así. La alianza más posible, ya lo sabe todo el mundo, es sumar los cinco consejeros del PSOE con los tres de Podemos, los dos de Somos, el consejero de Ciudadanos y el consejero del Partido de Independientes de Lanzarote (PIL), toda vez que la mayoría sospecha que Juan Manuel Sosa no está por la labor de participar en un contubernio semejante con gente como Carlos Meca, quien se ha convertido en un tremendo obstáculo para la mayoría de los que no quieren ni tomarse un café con quien ha estado faltando al respeto y a otras cosas de aquellos con los que supuestamente se tiene que pactar. No obstante, y a pesar de que esta es la principal opción, existen otras, como cambiar a Podemos por el PP, lo que haría todo mucho más sencillo.

La otra opción que baraja el PSOE como escenario posible pero menos deseable, es la de mantener a San Ginés y a los suyos con un Gobierno débil en minoría en lo que resta de mandato, idea que el tiempo ha demostrado que no es del todo feliz. Idea, todo hay que decirlo, que además no depende sólo del deseo socialista, puesto que en estos momentos hay otras formaciones políticas a las que no les disgustaría en absoluto entrar a gobernar, especialmente con lo que ahora sí está dispuesta a ceder CC.

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