jueves. 28.03.2024

Terminamos semana desde el punto de vista laboral, al menos para los que no trabajan el fin de semana. Parece mentira, pero han pasado ya cuatro días desde que se celebraron las elecciones generales que tantos problemas han generado. El primero, en el Partido de Independientes de Lanzarote (PIL), donde, por mucho que se empeñen en ocultarlo, hay una crisis evidente, provocada nada más y nada menos que por la dimisión de su presidente, Antonio Hernández. Pero hoy no queremos analizar este asunto en el artículo editorial de hoy. Ya lo hemos venido analizando antes de que ocurriera. Era la crónica de un abandono anunciado. Hoy queremos ocuparnos de algo aparentemente menos importante.

Es tiempo más que suficiente para que todo el mundo recoja, y no nos referimos a las velas, ni a los trastos de los que han fracasado en las votaciones. Nos referimos a la cartelería (se incluyen por supuesto las banderas y sus mástiles) que se desplegó a lo largo y ancho de nuestro pequeño y frágil territorio.

Como saben nuestros lectores, en Lanzarote está prohibido colocar carteles con publicidad. Es algo que llama poderosamente la atención a nuestros visitantes, y queremos que se siga conservando la tradición. La excepción se hace, y está bien hecha, con las elecciones. Es el único momento, habitualmente cada cuatro años, en el que se permite que nuestras fachadas, calles y carreteras estén invadidas por la publicidad, una publicidad que tiene como objetivo atraer el voto de los ciudadanos.

Pues bien, el caso es que el día de ayer, como muestran las imágenes que ilustran este artículo editorial, todavía quedaban muchos carteles electorales por retirar. Imaginamos que los partidos políticos serán conscientes de lo importante que resulta ponerse a trabajar para que todo eso desaparezca de forma inmediata. Igual que se lanzaron todos como locos a colocarlo, deben hacer lo propio para retirarlo. No nos vale la excusa que pueden poner los socialistas, que ahora le han añadido un “gracias” a Zapatero para celebrar su incontestable triunfo.

También hay que decir que no todos los partidos se han hecho los remolones. De hecho, hay más carteles ya quitados que puestos, pero todavía faltan muchos. Demasiados. Así que, ya lo saben, manos a la obra, a recoger. Mientras se ponen a recoger, también tienen tiempo para intentar pactar.

Parece difícil que los partidos se centren en esta historia con la que está cayendo, pero deben centrarse. Como deberían hacerlo, y ya están tardando, en ponerse a trabajar. Este miércoles Manuel Cabrera, consejero del Cabildo y primer teniente de alcalde de Tías reconocía en los micrófonos de Agustín Acosta Radio que se ha perdido casi un año de trabajo entre una cosa y otra. Estamos de acuerdo, se ha perdido mucho tiempo con tanta intriga palaciega.

Lo importante de esta historia es que los que se pongan de acuerdo lo hagan con el compromiso inamovible de darle estabilidad a las instituciones de Lanzarote, que falta les hace. Necesitamos tres años tranquilos, en los que se pueda trabajar y en los que se trabaje para buscar las soluciones a los muchos problemas que por desgracia padecemos, algunos arrastrados de varias décadas atrás.

Ya no valen excusas. Si Antonio Hernández era el gran problema para los socialistas, ya no lo tienen, y si lo era para el PIL, ya no lo tienen. Ahora a trabajar, pero desde hoy. No se puede volver a planificar nada. Todo debería estar más que planificado.

De todos modos, que los partidos lo tengan en cuenta. Con el mismo entusiasmo con el que colocaron la publicidad política, que la quiten. Seguiremos vigilando.

Retirada de la publicidad política
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