jueves. 28.03.2024

Por Ricardo Flores

Hoy quiero comenzar esta última reflexión, dándome mi propia enhorabuena. Ustedes dirán, que es una prepotencia y una entupida vanidad, pero cuando se lo explique lo entenderán, y compartirán conmigo esa felicitación.

En la primera de las “reflexiones” Hacía una denuncia sobre las condiciones de los trabajadores, en los establecimientos hosteleros de las zonas más turísticas de la isla, viniendo a decir, que no se correspondía el nivel de ocupación con el de contratación de trabajadores. Situación que conllevaba, una perdida en la calidad del servicio, que se le ofrecía a este turismo del todo incluido y que llegan con la pulsera puesta.

Pues bien, ayer domingo, 16/10/2011, escuché a una persona que hablaba en nombre de la UGT, con las siglas detrás de la misma, denunciando esto mismo, y pregonando que se iba a investigar, para saber en que condiciones están los trabajadores de los hoteles y restaurantes, y la calidad del turismo que llegaba a la isla. Casi me caigo de la silla, ¡pero de risa!. Ustedes señores sindicalistas, son cómplices de que esta situación halla llegado a estos límites, al cerrar los ojos ante esta realidad, o más sangrante aun, mirar para otro lado, y de la cual tenían plena consciencia , a través de sus afiliados y simpatizantes, pero claro, ya dice el refrán que “ ningún perro muerde la mano del amo que le da de comer”. Pero esto del pseudo sindicalismo que se hace en nuestro país, es otro tema, para una tesis doctoral, y no para una carta al director.

Ahora toca encarar esta última reflexión, que no es mas que una opinión sobre el trasporte público colectivo. Por donde podría comenzar, si no hay por donde cogerlo. Ni con tenazas de presión se sostiene la falta de sensibilidad de los gobernantes de esta isla, hacia este derecho constitucional, que no es otro que la libre movilidad por todo el territorio nacional, y que los encargados de que se pueda realizar, son las autoridades libremente elegidos en cualquiera de los países democráticos de nuestro ámbito, incluido el nuestro.

En Lanzarote, declarada desde hace 18 años, reserva de la biosfera se produce una contradicción que ralla lo ridículo, no se pone señalización de un tamaño determinado, ni alumbrado en las carreteras, por el impacto estético y lumínico, pero se fomenta descaradamente el uso del vehículo privado, con lo que conlleva esto de contaminación para la atmósfera, al no dotar a la isla de un servicio de trasporte público colectivo eficaz y que cubra las necesidades de los habitantes de los distintos pueblos, que no municipios. Es curioso pero humillante para el resto de los ciudadanos, lo poco que se tarda en montar un servicio de guaguas gratuitas para los cruceristas y por el contrario, lo mucho que discuten para poner un solo vehículo en una línea saturada de público, alegando falta de presupuesto y aumento de la deuda del ayuntamiento.

Miren ustedes, yo provengo del mundo laboral del trasporte público de viajeros y veo con tristeza que, mientras en otras comunidades, los consorcios de trasportes, funcionan desde hace años perfectamente, dando un servicio magnífico en frecuencia y horarios, incluso a zonas que son claramente deficitarias. Los servicios públicos, como en este caso el de guaguas, no se crean para obtener beneficios, sino como su nombre indica, cumplir con un servicio público y los déficit producidos por las líneas poco concurridas de usuarios, se cubren con los superávits de las económicamente rentables, y así se establece el equilibrio cero en cuanto a beneficios, pues estos de producirse Irian directamente a invertirlos en mejora de la calidad del servicio. La filosofía del servicio público es paliar una necesidad de los ciudadanos, y no la obtención de beneficios en su rentabilización.

Puedo citar como modelos de esto que digo, los consorcios de trasportes de Cataluña, Euskadi, Valencia o Madrid. Donde hace años que están unificados en una sola mesa de dirección, el trasporte colectivo privado, que por supuesto tiene derecho a la explotación de este servicio, el trasporte urbano de cada municipio, y el interurbano que recorre los pueblos de las distintas comunidades citadas.

En esta comunidad, la nuestra, donde desarrollamos nuestra vida, siempre que oigo hablar de unificación, o mancomunidad de criterios, se termina con la misma coletilla en el discurso de los gobernantes “Es que Canarias tiene una singularidad especial”. Lo único que ve la ciudadanía, es que esas palabras, son un escudo para incompetencia y la ineptitud, a la hora de intentar buscar soluciones al problema.

¿Es que no es una vergüenza que todos los esfuerzos vayan encaminados a cubrir las necesidades de los turistas, olvidándose de las zonas donde viven y descansan los trabajadores que prestan ese servicio?. Esto que puede parecer una denuncia particular y demagógica, se puede comprobar como una realidad sangrante hacia los usuarios reales ten trasporte público, y voy a poner algunos ejemplos:

Los habitantes de los pueblos del norte de la isla, Arrieta; Punta Mujeres, e incluso Órzola, tienen que utilizar el coche por obligación para cosas tan básicas como ir al médico, la ferretería, el mercado, correos, o cualquier tramitación municipal. Por no decir el traslado al centro administrativo de la isla, es decir, Arrecife. En estos pueblos las guaguas, dejan y empiezan a funcionar, a horas absolutamente inoperantes, y con una frecuencia de paso que aburre a las tortugas, supongo que con tanto asesor existente en los órganos de gobierno, sabrán muy bien los que significa dar servicio en horas punta y horas valle.

Otro ejemplo. Los usuarios y trabajadores que viven en Playa Honda, hasta hace unos meses no disponían de una línea que conectara con San Bartolomé y su ayuntamiento, teniendo que ir andando hasta la zona industrial, y cruzar por debajo de un puente, a veces con unas condiciones atmosféricas totalmente adversas, para poder ir a trabajar en guagua, a Puerto del Carmen, Playa Blanca o cualquiera de los destinos del sur de la isla, no digamos nada de los municipios de Tinajo o Tías.

Esta despreocupación de los mandatarios isleños, revierte sistemáticamente en una utilización masiva del vehículo privado, algo que choca y se contradice, con la filosofía de “Reserva de la biosfera”.

Soy consciente, de que en una carta al director, no se puede exponer toda una problemática de un sector determinado. Pero si en vez de mirarse el ombligo los gobernantes insulares mirasen y aprendiesen con toda humildad el ejemplo de otras comunidades, canarias no estaría solamente a la cabeza del turismo nacional, sino que también estaría a la cabeza de sus servicios público.

Reflexiones improcedentes (y III)
Comentarios