jueves. 25.04.2024

Por Ricardo Flores

Veo a diario los periódicos de la isla, así como gran parte de los informativos locales y por más que a mi edad, me va quedando poca capacidad de sorpresa, aun hay quien se empeña en que no llegue a perderla del todo y me explico.

Hay tres temas que quiero comentar desde esta palestra, titulada “cartas al director” y que hasta hoy se me ha brindado, para expresarme sin censura alguna y sin cortar nunca ningún párrafo de lo escrito, lo cual agradezco profundamente, sabiendo de antemano que mis opiniones, alejadas de ningun partidismo, son solo responsabilidad mía y no del medio donde se hacen publicas. Es por eso que me atrevo a iniciar una serie de reflexiones, que estoy seguro serán para algunos “improcedentes”.Comenzando con la hostelería. Dirán que me faltan conocimientos técnicos, o información mas profunda, pero no es mi intención hacer un debate de estas “reflexiones”, sino mas bien trasladar el sentir ciudadano, escuchado entre el pueblo llano, trabajador, y cotidiano con el que normalmente me rodeo, además de la opinión de los muchos amigos que me han visitado como turistas en mi permanencia en mi querida isla.

Tengo amigos dentro de la hostelería de la isla, a nivel de hoteles y restaurantes. Cual no es mi sorpresa, cuando oigo a los responsables de las empresas hoteleras de la isla, a través de los medios de comunicación, quejarse una y otra vez de lo mal que lo están pasando para mantener abiertas las instalaciones, por los contratos leoninos que les imponen los grandes tours operadores, “con el todo incluido”

Lo que no sabe la opinión pública, o no quieren que se sepa, es que los hoteles han estado por encima del 70% de ocupación, ¡pero con la mitad de empleados!, y bajo las amenazas de no renovación de contrato, estos trabajadores han tenido que sacar el trabajo adelante, de la mejor manera que les ha sido posible dentro de las posibilidades de cada uno, con contratos mensuales, semanales y viendo como con la nueva ley de contratación se están deshaciendo de los contratos indefinidos vigente, para hacerlos temporales, con el único fin de aumentar beneficios.

Esta mala praxis hostelera supone y ha supuesto una merma en la calidad del servicio. Las quejas y las reclamaciones están a la orden del día, baste echar una ojeada a la opinión de los clientes de los hoteles de Lanzarote en Internet, La bajada en las opiniones favorables es demoledora.

Afortunadamente, ya hay empresas hoteleras que han decidido valientemente dejar atrás la política del “todo incluido” viendo como día a día se iba deteriorando el gran servicio de calidad que hasta ese momento se estaba ofreciendo, y la huida del turismo de calidad hacia otros destinos, llenándose los hoteles de turismo de alpargata, carentes en la mayoría de los casos de una minima cultura turística y que han visto que por unos cuantos euros, pueden consumir sin medida comida, alcohol, y todos los servicios que las instalaciones les pueda ofrecer, sin darse cuenta que lo que comían o bebían en muchos casos, eran productos de tercera categoría.

El prestigio en la hostelería no se gana con los rankings de ocupación, sino por la calidad del servicio que se ofrece, y en Lanzarote, salvo honrosas excepciones, en los últimos años esa calidad brillaba por su ausencia.

Los trabajadores no siempre son los culpables de la perdida de la calidad del servicio, pues además de tener que soportar un sobre esfuerzo productivo, están soportando por miedo a la perdida del empleo, a la emigración, a la que se le paga en muchos casos por debajo de lo legalmente establecido, haciendo una competencia desleal al resto de los trabajadores, sino entérense bien, por una mala gestión empresarial y la ceguera comercial, de algunos empresarios del sector, que se comportan como aprendices de “Tío Gilito”, viendo ahora las consecuencias de su afán del beneficio por el beneficio, sin pensar en la permanencia en el tiempo de sus empresas.

Soy consciente de que hay muchos y buenos profesionales de la hostelería, que han sabido imaginar fórmulas nuevas de negocio, para ampliar y mejorar la competitividad, y por consiguiente la permanencia de sus negocios, dando una calidad de servicio de primer orden. Pero no podemos negar que existe una caterva de seudo empresarios, que se tildan de “profesionales hosteleros”, que bajo su piel de cordero son unos lobos especuladores. Lanzarote tiene una de las mejores infraestructuras hoteleras del país, solo desde la visión coherente, seria y de futuro, volverá a ser la hostelería puntera, moderna y de calidad que todos queremos y hemos querido siempre.

Reflexiones “Improcedentes” (I)
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