sábado. 20.04.2024

Por Remy de Quintana

¿Por qué los reconocimientos o condecoraciones llegan tan tarde y no poder disfrutar del elogio a una labor altruista?

Pepi querida: Amiga, vecina, compañera de nuestro andar por la vida, con vivencias paralelas, hijos, clubes, inquietudes por la sociedad que nos tocó vivir.

Ambas llegadas a Lanzarote desde Gran Canaria, la isla que nos vio nacer, para establecernos en esta isla, donde elegimos vivir.

Mujer dotada de unas excelentes cualidades, servicial, dispuesta siempre a colaborar y ayudar al prójimo, con bravura inusitada; en facetas tan diferentes como la enseñanza, sanidad, Club de Leones…y de una forma especial tu entrega a La Cruz Roja, instituida por primera vez en la Isla y que supuso un hito muy importante en la Historia de Lanzarote.

Todo cargo conlleva sinsabores, críticas, insensateces, pero tu, con valía y gran valentía, continuabas con tu labor, llevando hacia delante esta ardua empresa, que como todas, sus principios fueron muy difíciles.

¡Cómo te entregabas, con tanta dedicación y amor a la Cruz Roja! Atendiendo a su vez a tu hogar, a tu prole numerosa..

Aún recuerdo con emoción, cuando nos leías las cartas de agradecimiento, que te enviaban aquellas personas discapacitadas, en su estancia en la Casa Heide de Lanzarote.

Lástima que no se recopilaran, pues serían el testimonio mas auténtico de tu paso por esta vida terrenal, aunque reconozco que las buenas obras están por encima de lo superfluo y material.

Como testigo de este andar por la vida, felicito a todos sus hijos por este merecidísimo reconocimiento, pues es un orgullo el galardón concedido a su madre por su abnegada labor, que luchó denodadamente por mejorar la calidad de vida de sus coterráneos.

Seguro que ella desde otra dimensión, estará observándonos, con aquella sonrisa especial que tenía, que hasta los ojos se le iluminaban y se sentirá feliz del buen hacer que sembró en la isla de Lanzarote.

Reconocimiento póstumo a Pepi Díaz
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