jueves. 28.03.2024

Por Miguel Ángel de León

A veces (algunas veces, como redundaba aquella vieja canción) los títulos de los programas de la caja tonta televisiva ya te avisan y advierten de antemano de lo que puede venir después. Peligro inminente, casi siempre. En Televisión Españoña en Canarias, por poner un mal ejemplo (sí, allí donde utilizan mi dinero y el de usted presentadores que se colocan chapas en las solapas para pedir que se mantengan sus privilegios y que sigamos pagando su manifiesta incompetencia, haciendo uso y abuso de una situación de privilegio), hay uno que se llama “Lunes Deportivo”. ¿Por qué lunes y no martes? Pues porque se emite los lunes. ¿Y por qué lo de deportivo? Porque trata sobre los deportes. ¿Lo van cogiendo ahora? Tiene su lógica, bien mirado. También hay otros programas en la caja tétrica que se llaman -un suponer- “Cada tarde” porque se emiten, casualmente, cada tarde de Dios. O el “Telediario”, que lo ponen todos los días, como su propio nombrete indica. No es tan difícil cogerle el truquillo a los títulos, sólo hay que echarle un poco de lógica deductiva. Pero no quiero ni pensar en los dolores de cabeza que todavía deben estar padeciendo los creativos (¿?) que tuvieron la ocurrencia de buscarse tamaños y tan rebuscados nombres para esos espacios catódicos y -principalmente- catatónicos.

¿Y por qué hemos de deducir que los títulos de los programas ya adelantan, de forma intrínseca, lo que está al caer? Ahí les dejo no más un botón de muestra: en el mencionado Lunes Deportivo, emitido un lunes (y no un martes, claro) de hace unas semanas atrás en la Segunda Condena (Cadena, quise decir) de TVE-C, periodistas teóricamente especializados en deportes, y principalmente en el del balompié, se pasaron todo el rato hablando de “los clubs”, tal y como suena. ¿Clubs? ¡Glubs! A todos se les enredaba la lengua y se les lenguaba la traba cada vez que pronunciaban el palabro, pero persistían en el ridículo intento, convencidos de que hablaban por derecho. La ignorancia es muy atrevida, como es triste fama.

El mencionado es un error muy extendido entre presentadores no muy presentables. Y es también bastante triste, si ustedes se fijan: resulta que esos comentaristas “especializados” llevan años ganándose la vida hablando o escribiendo sobre algo que no saben ni cómo se llama o pronuncia en su propio idioma, el que les legaron sus padres. La palabreja de marras es de origen inglés, claro, pero su plural se ha españolizado tiempo ha, como el fútbol propiamente dicho (football, en el original), y se ha quedado en clubes (o cluses, como he escuchado también en no pocas ocasiones a algunos comentaristas locales y más locuaces de la cuenta).

Me consta que no está entre las obligaciones de los medios de comunicación (ni siquiera los públicos que pagamos todos, como la mencionada TVE-C) formar a la audiencia. Pero quiero creen entonces que tampoco está entre esas posible obligaciones deontológicas la de deformar, hablando pronto y mal. Pero parece que sí, visto lo visto (nunca mejor dicho, puesto que hablo de una tele-lela). Y tampoco se trata de ser excesivamente quisquilloso o puntilloso, el Cielo me libre. Simplemente me pregunto, de forma asaz ingenua o cándida, si no va contemplado también en el dinero que nos roba a todos Televisión Españoña al menos el mínimo derecho al pataleo que tenemos quienes la mantenemos, con su insondable agujero económico.

Algunos de los que hablan y no paran sobre el fútbol (o balompié, como decían los antiguos y mucho más escrupulosos cronistas deportivos de antes, cuando existía un respeto a la principal herramienta de trabajo del periodismo, que sigue siendo el idioma propio, guste o disguste) tal parece que están por la labor de darle más patadas al idioma que al propio balón, vive Dios.

Va a tener razón el cuasi resucitado Dieguito Armando Maradona, allá cuando era más jugador que esnifador:

-A la mayoría de los que están ahí con los micrófonos y las cámaras le tiras el balón y te lo devuelven con la mano, pibe... ([email protected]).

Rebumbio y rebullo
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