sábado. 20.04.2024

Si alguien pensaba que el tema de los hoteles ilegales estaba definitivamente muerto, se equivocaba. Y cómo. La Fundación César Manrique y todo aquello que maneja, que no es poco, no va a dejar que muera el debate tan fácilmente. Sencillamente porque no les interesa. Han gastado toneladas de dinero y quieren ante todo que les den la razón, a ellos y a los suyos. La sociedad de Lanzarote hace tiempo que les dijo que pasa olímpicamente de este asunto, que ya no forma parte de una de sus prioridades, que se ha dado cuenta de que ni los malos eran tan malos ni los buenos eran tan buenos. Ajenos por completo como parecen estar a las tasas de desempleo y a la crisis, ahora se han gastado un buen dinero en elaborar un informe que únicamente busca echar por tierra la teoría expuesta con luz y taquígrafos por el actual presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, y por los otros expertos consultados para intentar resolver el monumental lío. Lo cierto es que a la Fundación y a su gente no les acaban de salir bien las estrategias: no les salió muy bien su intento de crear un grupo de comunicación, puesto que, como les pasó a otros muchos, se quedaron fuera del concurso de adjudicación de licencias de radio, amén de otras cuestiones que sabemos que de momento (sólo de momento) nos guardamos para mejor ocasión; tampoco les salió bien aquella campaña brutal contra Pedro San Ginés y su supuesto intento de legalizar los hoteles ilegales como principal objetivo de su anterior mandato, como no les salió bien su defensa de las parcialidades cometidas tanto en el departamento de Patrimonio como en la Oficina del Plan Insular del Cabildo. Ahí también han hablado los tribunales, aunque algunas decisiones judiciales, sobre todo cuando van en contra de nuestros intereses, parecen no tener el mismo valor. ¿Qué se pretende ahora con esta nueva aparición, es casual? Aquí, por desgracia, pocas cosas son casuales.

La nómina de opinadores que siguen el dictado de lo que marcan desde la Fundación ha descendido notablemente. Sin embargo, mucho nos tememos que estamos nuevamente ante la apertura de un debate que algunos creían definitivamente muerto cuyas consecuencias finales son impredecibles. ¿Se busca el interés de Lanzarote, realmente el objetivo es que no se construyan más camas y se derriben los hoteles que no tienen todos los permisos en regla, volveremos a ver alguna noticia en la prensa extranjera del tipo “Lanzarote, a punto de perder el título de Reserva de la Biosfera” o “Lanzarote, la nueva Marbella”? Hombre, perras para eso y para más algunos tienen.

Y a todas estas, al cierra de esta nueva edición de nuestro Zurriagazo, el Cabildo sigue sin aparecer. No hay nota de respuesta a la Fundación, tal vez porque el asunto les ha cogido con el pie cambiado. ¿La habrá? Debería haberla, por lo menos para que nos expliquen si el nuevo catedrático aparecido en escena tiene razón en su farragoso razonamiento sobre el farragoso asunto. De momento, la Fundación debería hablar también con los empresarios, con esos empresarios que les envían turistas para que visiten la casa de César. A lo mejor se llevan una sorpresa, y descubren que su conciencia ecológica es mayor de la que se les presupone. A lo mejor entienden que muchos de ellos estarían encantados de que se les tirara al piso el hotel y se les pagara la correspondiente indemnización. ¿Alguien se ha olvidado lo que dijo la ex ministra socialista de Medio Ambiente sobre el horroroso Papagayo Arena, alguien se ha olvidado ya de los pleitos que se retiraron a algunos empresarios sin que nadie haya explicado muy bien por qué, volvemos a jugar con la amnesia colectiva?

Reabriendo el debate de los hoteles
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