jueves. 25.04.2024

En estos días estamos escuchando discursos políticos de la más variada índole. Los que se refieren a las elecciones que están más cerca de lo que estaremos dispuestos a soportar, hablan en la mayoría de los casos de procesos de renovación, de cambios de careto. Es el caso del Partido Popular (PP), donde tras la marcha de su presidente, Alejandro Díaz, y la creación de una gestora no se oye otra cosa que la cantinela del cambio. No entendemos mucho ese cambio y esa renovación cuando se insiste desde varios lugares que Cándido Reguera encabezará una de las listas importantes, Loly Luzardo otra y así sucesivamente... Así parece que la renovación está garantizada. Por cierto, que aunque se ha dicho con machacona insistencia en los mentideros políticos que Alejandro Díaz y Federico Toledo iba a atracar en el Partido de Independientes de Lanzarote (PIL), sabemos de buena tinta que no es así. En el PIL, eso sí, nos consta que habrá renovación profunda, una obligada por las circunstancias y otra por las matemáticas. Decimos esto último porque hay vientos que les son absolutamente favorables. Pronto recibirán ese zumbido del viento del que les hablamos en sus hogares.

RENOVARSE O MORIR
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