jueves. 28.03.2024

Siempre se repite el ritual: no más se hace el recuento de los abstencionistas, que en Lanzarote volvieron a ser este domingo los grandes protagonistas mudos (aunque ellos nunca celebran su victoria callada, pues nada hay que celebrar), y al momento se ponen de acuerdo políticos y periodistas para rajar contra el efecto y no contra la causa que lo provoca: los malos son los que no votan, no los que durante cuatro años se han encargado de espantar a los electores potenciales de las urnas. Agárrame a ese cangrejo que va por agua al mar. Bien mirado, resulta hasta enternecedor ver a los políticos intentando explicarse el por qué de tan alta y aplastante abstención. Convirtamos a Bécquer en puro ripio: “¿Qué es abstención?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¡Qué es abstención! ¿Y tú me lo preguntas? Abstención eres tú, tolete”.

Lanzarote, la isla más abstencionista de Canarias desde los albores democráticos (y subiendo), ha vuelto a ser la campeona en el noble arte de abofetear sin manos a los que hacen mal uso y abuso del sistema democrático. Y lo más gracioso este año es que los fundamentalistas del voto no le podrán echar la culpa a la playa, como hacen siempre los que no ven más allá de su propia incompetencia, pues el domingo estuvo ventoso y nublado. Los políticos que sufrimos, y sus palmeros mediáticos o mediocres, harán cualquier cosa menos reconocer que los únicos culpables del hastío elector son ellos mismos y sus enjuagues y chalaneos (esos que ya verás cómo se empiezan a producir ahora mismo, haciendo abstracción del deseo real de la ciudadanía, a la que desprecian profundamente aunque la necesiten cada cuatro años para volver a montar el chiringuito). Como miembro que me ha tocado ser alguna vez de una mesa electoral, doy fe además de que si no fuera por el miedo que tienen los viejos a perder su pensión (muchos están convencidos de que si no votan se la quitan), por aquí abajo no votaría ni el diablo.

Después de la subida abstencionista, el dato más llamativo pero nada sorprendente del 22-M ha sido el ridículo mayúsculo e histórico protagonizado por el PSOE. Coincidí con Manuel Fajardo Palarea en que las encuestas se equivocaban con respecto al PSOE, y así se lo dije en una televisión local en vísperas electorales: “Yo también creo que los sondeos se equivocan, y que los resultados del PSOE en Canarias y en Lanzarote no van a ser tan malos. Van a ser peor que malos”. Tan malos fueron que sólo el propio Fajardo Palarea accede al Parlamento regional, si no dimite antes para propiciar el ansiado aforamiento del imputadísimo y todavía secretario general, un Carlos Espino que ha logrado la machada de llevar al socialismo insular al más absoluto descrédito, luego de convertir al partido en una secta en la que no cabía la discrepancia con el líder único al que ya sólo le reían la gracia que no tiene los más pelotas (ergo, los más incapaces) de la congregación, como nos hemos cansado de advertir aquí mismo. A la hora de redactar apresuradamente estas líneas, el lince que más daño le ha hecho al PSOE conejero en toda su historia todavía no ha amagado ni siquiera con su dimisión, que es lo menos que cabría esperar de cualquier otra persona con un mínimo sentido de responsabilidad política orgánica. La esperaremos sentados, por si acaso, pero se confirma que la confección de las listas del PSOE (sobre todo al Ayuntamiento de Arrecife, al Cabildo y al Parlamento, con un segundo imputado por tres graves delitos de corrupción) eran todo un insulto y una provocación a su propio electorado, principalmente por las presencias en las mismas de Manuela Armas (la que aprovechó su primer pleno cabildicio para subirse el sueldo como primera medida) y el mentado y desnortado Espino, el que creía sabérselas todas y se ha visto que iba ciego.

El trasvase del voto tradicional del PIL (desastrosa campaña, por cursi, excesiva y derrochona) hacia CC tampoco tiene mayor ciencia. Desde el punto de vista sociológico, hablamos de un mismo espectro electoral: el falso nacionalismo de vía estrecha. Puro mercadeo. Cero ideología. Filfa. No tiene ningún pase en profundidad. Cáscaras de lapa, desde luego, aunque se venden muy bien en un mercadillo acostumbrado a la venta de humo entre los más incautos y desinformados del lugar.

El crecimiento del PP, lo más previsible. Primero por la ola nacional, que trocó el efecto Zapatero en defecto ZP, y luego porque en su día eligieron como presidenta a una que era algo más que “la muñequita de Soria” en Lanzarote, con capacidad y autonomía propias… aunque no total, como ya se vio en el gol que le colaron a Astrid Pérez en la listas al Parlamento, dictadas desde Gran Canaria con harta torpeza electoral.

¿Lo mejor del domingo electoral? Aparte de la subida abstencionista, la victoria raspada y con remontada de la UD Lanzarote sobre el ex primerdivisionario Burgos. Ojalá le sirva a nuestro máximo representante futbolístico mucho más de lo que nos servirá a todos los lanzaroteños los otros resultados que arrojaron las urnas, que apenas valdrá para sobrealimentar a los estómagos agradecidos de siempre, y poco más. ([email protected]).

¿Quién va a dimitir en el PSOE?
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