martes. 23.04.2024

1.- Cuando, el sábado, el Barcelona empató el partido, con otro gol -el enésimo- de churro, precedido de rebotes que le favorecieron, no pude más. Cogí el coche y me di una vuelta por la desierta Santa Cruz. Sólo en los bares que dejaba atrás escuchaba el bullicio. Silencié la Cope, que siempre tengo sintonizada en la radio del coche, y me dediqué a imaginar cómo iría el partido. Cuando llegué a casa me enteré de que el Madrid había marcado y de que quedaba un minuto y medio de tiempo añadido. Y luego gocé de todo el encuentro en diferido, relajado y sin riesgo de infarto. Pero qué contento estoy. Me asomé a la ventana, subí a la azotea, y entonces vi hinchas deprimidos; habían desaparecido los gallardetes azulgranas de las ventanas; y las bufandas de los salpicaderos de los coches. Y no escuché pitas, ni foguetes. Llamé a Vicente Álvarez Gil para darle el pésame, pero su teléfono comunicaba (se ve que otros también querían hacer lo mismo); y me telefonearon los más allegados, desde mis hijas a Juan-Manuel García Ramos , que había visto el encuentro en un bareto de Fuerteventura, rodeado de tipos con pinta patibularia y camisetas del Barça. Qué horror.

2.- Por fin ha ganado en el Nou Camp el mejor equipo del mundo. Y por fin Cristiano Ronaldo ha podido demostrar que es también el mejor jugador del mundo. La especie de mascota de Repsol YPF fue sujetada perfectamente por los centrales del Madrid. Apenas pudo menear sus patitas para ponerse frente a Casillas . Y el violento Alves le tiró una coz a Cristiano, que tenía que haber provocado su expulsión. Y luego hablan de Pepe, que es un tipo noble y buena gente. Alves no sabe perder. Pues que se vaya acostumbrando. La sonrisa me llegaba el sábado por la noche, lo reconozco, de oreja a oreja. Ya tocaba deshacer este maleficio y poder demostrar, sin el concurso de árbitros y de tanta potra, quién es el mejor.

3.- Ahora, lo que deseo de todo corazón es que el Barça pierda o empate el martes con el Chelsea, para que no nos toque en la final de la Champions; y yo no tenga que coger otra vez el coche para no ver el partido. Es que estos culés tienen mucha suerte y ya es hora de que la suerte se comparta, no toda para ellos. Guardiola hace esfuerzos por no llorar. Y la pulguita lloró, porque cuando no marca, llora. Y, además, se pone malcriada cuando las cosas no le salen bien. Una curita de humildad les viene bien a éstos, que se creen que van a ganar siempre y que van a tener siempre la suerte de cara. Pues, no. El ciclo, probablemente, esté llegando al final, aunque nunca se sabe. Hay ciclos muy tozudos. A ver qué pasa mañana y pasado.

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Qué alegría tengo en el cuerpo
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