viernes. 29.03.2024

El presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Javier Sánchez-Simón, dijo este lunes que espera que la línea entre Fuerteventura y Tarfaya se reponga, tras el accidente sufrido por el barco de la Naviera Armas 'Assalama', para rentabilizar así las inversiones hechas en Puerto del Rosario para habilitarlo como puerto de frontera exterior Schengen.

Sánchez-Simón destacó que este hecho no tiene que estar afectado por la idea lanzada desde la Naviera de adelantar el inicio de la línea entre Lanzarote y Agadir. "Son dos cosas diferentes, con barcos distintos", insistió. Además, Tarfaya y Agadir con "mercados absolutamente distintos".

Antes del accidente del 'Assalama', explicó, Naviera Armas "ya nos había comunicado" su intención de abrir la línea entre Lanzarote y Agadir para finales del mes de junio, algo que "seguirá su curso" en coordinación con la Delegación del Gobierno para poderlo habilitar como puerto Schengen.

Lanzarote necesitaría inversiones similares para habilitar un puesto de inspección fronteriza para productos de origen animal. Realizar un puesto "completo" para productos animales en todas sus posibilidades y formas posibles de entrada "requiere grandes dimensiones y era difícil encontrar un concesionario" que se hiciera cargo "porque sólo se puede utilizar para eso, por lo que si no hay barcos, quedaría vacío".

El naufragio de las perspectivas de Tarfaya

Sus ilusiones han hecho aguas. Han naufragado llevándose con ellas la esperanza, el futuro y los sueños. Tarfaya llora la muerte del “Assalama”. Desde hace casi un año, las miradas de sus habitantes se dirigían hacia el puerto, donde el rey de Naviera Armas eclipsaba la ciudad sobrepasando con creces las cubiertas de los pequeños edificios.

Desde el pasado miércoles, todos aquellos que día a día se acercaban hasta el muelle con curiosidad para ver llegar a los visitantes, saben que han perdido una oportunidad única. “Lo ocurrido ha causado gran desolación en Tarfaya porque esta línea le beneficiaba mucho, ya que antes había sido una ciudad marginada y pobre”, explica Mohamed Fadel, periodista afincado en El Aiún. “La noticia del accidente fue transmitida en los medios y toda la gente está hablando de lo sucedido”.

La familia Yara, residente en Tarfaya, también toma conciencia de las repercusiones de un episodio que equiparan al naufragio del “Titanic”. A un centenar de metros del muelle, se encuentra su modesto negocio, donde elaboran y venden a los visitantes todo tipo de objetos artesanales. Mindo tiene 25 años y un espíritu abierto, viajero y soñador. “Ayer viniste a salvarnos y hoy nos has enterrado”, increpa el joven al propio barco. “Y hoy nosotros no podemos hacer nada, sólo ver cómo te hundes y decirte adiós para siempre”.

Mindo recuerda las ilusiones tejidas en torno a la línea Fuerteventura-Tarfaya. Habla de “inversiones”, “puestos de trabajo”, habla de “por fin, una vida normal, igual que en cualquier otra ciudad del mundo”. También habla de su amor, una joven mejicana que ha conocido a través de Internet. Este barco, también se había convertido en la esperanza de una futura unión, una posibilidad de conocerse más allá de la red.

Sueños frustrados

“La importancia de la línea se debía al comercio”, explica Mohamed Fadel. “Pero hay que añadir también que hay otros afectados: los habitantes de Tantan, Glaymim y otras ciudades que están al norte de Tarfaya, porque son muchos los originarios de esta zona que trabajan en las Islas Canarias y frecuentan esta línea marítima para visitar a sus familiares”.

El incipiente turismo también se ha visto truncado para los habitantes de Tarfaya, una ciudad anclada en el tiempo que hasta ahora ha dado la espalda a una playa kilométrica y de arenas blancas, coronada por la Casa Mar, un edificio centenario ahora en ruinas, que los ingleses utilizaron para comerciar a principios del siglo XX. Una playa que, sin duda, tendría un fuerte atractivo para los turistas europeos.

Puerto de Las Palmas espera que se reponga la línea entre Fuerteventura y Tarfaya para...
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