jueves. 28.03.2024

Este martes, 6 de febrero, hay convocada una jornada sin móvil en toda España. Las razones, se supone, las ansias de beneficios de los operadores de telefonía móvil que, disgustados por la nueva ley de protección de los consumidores que impide que redondeen en la facturación por minuto, tienen previsto hincharse de más y más céntimos con subidas en el establecimiento de llamadas y en el precio actual por minuto. En principio, todo aquel que secunde esta jornada de protesta no debe hacer llamadas con su teléfono móvil, salvo llamadas necesarias, claro.

Lo que me fastidia es que realmente se haya organizado toda esta campaña gracias a una cadena de mensajes que tiene que basar necesariamente su ataque en la reducción del consumo. ¿Es ésta la famosa libertad que nos ofrecía uno de estos operadores? ¿Son estas las ventajas a las que se refería la madre de estas multinacionales cuando afirmaba que llamar sería más barato porque la mayoría de usuarios estaban de su lado? ¿O es sólo que la vida es móvil y las tarifas también?

Se dice en el mensaje a los usuarios de este tipo de telefonía móvil en España que la campaña tiene el único objetivo de darle un toque de atención a estas empresas. Y digo yo, si el único fin de esta subida en las tarifas es no ver mermado el beneficio del ejercicio por la aplicación de una ley aprobada en el Parlamento para salvaguardar los supuestamente sagrados derechos de los consumidores frente a los intereses de estas compañías telefónicas, ¿quién nos puede garantizar que esa llamada de atención afectará lo más mínimo en las próximas decisiones de esas grandes empresas?

Hoy por hoy, la única manera de ‘convencer' a este tipo de compañías es mermar sus beneficios. No hay gobierno que les persuada ni argumento que haga desistir de sus planes a quienes hoy por hoy dominan la esfera político-económica mundial. Ocurre igual en el nuevo gan conglomerado de Europa, esa Europa y su Constitución que nos siguen queriendo vender. Desde la UE no pretenden crear una Europa de bloque por razones de defensa ni por un ideal romántico. Los gobiernos europeos, más bien, lo que tratan de asegurar es todo un mercado cada vez más extenso hacia el este. Más mercados, más consumidores.

Por cierto, ¿sabían que encima las tarifas móviles españolas son hasta un 20% más caras respecto a la media de los países que componen la UE de los 15? Pues sí, y son muchas las reclamaciones. De hecho, la Consejería de Industria, Comercio y Consumo del Cabildo de Lanzarote hacía público ayer que las quejas de los consumidores contra Telefónica lideran las reclamaciones presentadas en 2006 en la Corporación. Ocurre lo mismo en el resto de pueblos y municipios españoles. Las 1.389 reclamaciones del año pasado en la Isla superan, de largo, las 1.044 del ejercicio anterior, una señal inequívoca de que población cuenta cada vez con más información y tiene más claro cuáles son sus derechos como consumidores.

Tal y como se afirma en el popular mensaje con el que se convoca la jornada de protesta, las compañías telefónicas no se avergüenzan en absoluto de “timar”a sus clientes y suben las tarifas colocándolas al doble que en otros países europeos como por ejemplo Dinamarca, Bélgica u Holanda.

En Bruselas, la propuesta normativa de la Comisión Europea para forzar a los operadores de telefonía móvil a que apliquen las mismas tarifas a sus usuarios cuando estén en su país de origen o cuando viajen a otro estado de la Unión Europea recibió el apoyo de 24 de los 25 organismos nacionales, con la excepción de España.

En definitiva, y cito textualmente: “Si durante este martes los 40 millones de móviles que hay en España no hacen ninguna llamada, salvo las estrictamente necesarias, y no mandan ningún sms, alguna alarma sonará en los consejos de administración de estas tres empresas y los directivos despegarán el culo de sus asientos de piel para dirigir sus miradas hacia sus clientes, que están hartos de tarifas abusivas, de contratos de permanencia que son tan ilegales como las tarifas que nos van a meter con calzador”.

Es lo que tiene esto del capitalismo y del Estado del Bienestar. O prescindes de alguno de tus derechos como consumidor aunque antes lo tuvieras asimilado como algo natural, o empiezas a pagarle más a estos nuevos gobiernos con apariencia de empresa, como cualquier hijo de vecino.

Las administraciones mucho más podrían hacer, pero al ciudadano, al usuario de a pie, siempre le quedará el día antimóvil.

Protesta contra las nuevas tarifas móviles, ¡PÁSALO!
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