jueves. 28.03.2024

Por Andrés Chaves

1.- José Antonio Pardellas tiene la radio metida en el cuerpo. Es decir, me parece difícil concebir la radio sin su presencia. He trabajado con él alguna vez, pero no en ese medio, sino en otro: la televisión. Juntos transmitíamos en blanco y negro los cosos del Carnaval. Qué tiempos. Juntos hemos viajado alguna vez y los dos hemos discutido en muchas ocasiones asuntos de esta profesión de locos. Pardellas -a quien yo llamo, de coña, Pardillas- tiene dos cosas que lo distinguen: su colección de vinilos y su memoria. Luego posee otras virtudes, pero ante las aludidas me parecen secundarias. También diré que es un buen compañero. Por eso he leído con interés un libro compartido, en el que aparece como autor: "¡Oh, la radio!". Digo que el libro es compartido porque ha tenido la generosidad de dejar que en su obra escribiéramos todos sus amigos.

2.- El volumen supone una recopilación muy interesante de la radio heroica, aquella que se hacía con muy pocos medios, con oportunas derivaciones hacia nuestros días. Yo he hecho un artículo sobre la radio en la cama, que es la que practico cada día, modalidad que no inventé yo sino don Victoriano Fernández Asís , con su inolvidable "España a las ocho". Fui un fan de ese programa; y de otro que hacía Eduardo Sotillos con José Antonio Pardellas: "Para vosotros, jóvenes". Luego Sotillos derrotó hacia la política y Pardellas se quedó en su apoliticidad fingida: jamás nos enteraremos de a quién vota.

3.- He leído con mucho deleite el libro, "¡Oh, la radio!". Se lo ha currado José Antonio, con esa minuciosidad que da el haber trabajado en Radio Nacional, el modelo más rígido que conozco. Cada vez que se encienden esos micrófonos chirrían las bisagras de la objetividad. Y de objetividad han dado buenos ejemplos el propio Pardellas y mi dulce enemiga -está obsesionada con mis comportamientos liberales- Chicha Arozarena ; un amor de mujer, ya jubileta. En el libro está la historia de la radio en Canarias, con derivaciones hacia otras tierras peninsulares. Pero fundamentalmente figuran todos los que tenían que estar en estas páginas llenas de nostalgia que les invito a leer. Si las encuentran.

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Pardellas y la radio
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