Por INA
Ocurren tantas cosas en el transcurso de una vida como tantas las que se suceden mientras un pétalo cae. Sólo hace falta este tiempo para concluir que no necesitamos prolongar la respuesta para decidir tirar los muros, combatir las guerras, arrasar el hambre y soltar a la libertad presa entre los barrotes más duros hechos jamás, forjados de palabras con una única finalidad, evitar que salga y regrese a dónde pertenece.
“una palabra dijo
que nadie entendió
una palabra calló
que todos vieron
cuando la rosa era flor
todos la miraban
todos la amaban
un día cayó un pétalo,
quedó mudo de dolor,
algo perdió
queriendo recuperarlo,
mandó buscar
y lo encontró... y otro... y otro
cuando el último pétalo caía
mandó parar el tiempo
y levantó muros
las voces clamaron
las voces callaron
hasta que el tiempo entró
porque las palabras se rebelaron
y el último pétalo cayó
al hacerlo otra flor nació
nueva
más bella, más fuerte y más duradera.”
Hoy forman de deseos pero mañana son hechos.
Lo que una palabra no puede reparar no lo hace nada:
una palabra declara la guerra, si
una palabra proclama la paz, si.