viernes. 19.04.2024

Por Mare Cabrera

Ya está aquí. Ya llegó la supuesta renovación absoluta del Partido Socialista Obrero Español. Y llega de manos, como no podía ser de otra forma en este país machista, de un hombre desconocido, nuevo, virgen en política: Alfredo Pérez Rubalcaba.

El recién electo y flamante secretario general del PSOE se presenta como salvador de la debacle socialista, reprendido por las urnas tras dejar una situación calamitosa en el país. Odio darle la razón al PP, pero es curioso que la alternativa a lo viejo sea algo que ya estaba en su origen, es decir, que sea parte del problema para el que ahora tanto cuesta encontrar solución. Y no, ni Rubalcaba, ni siquiera Zapatero, son los culpables de la crisis financiera mundial, pero sí que son responsables de lo que ocurría durante su mandato. Y por ello han sido castigados por la democracia. Los han votado menos y los que lo han hecho en parte porque la alternativa no tenía buena pinta. Ya está Rajoy anunciando –a micrófono apagado que resultó estar encendido- que le costará una huelga sacarnos del entuerto. Como si, y ya lo explica con sorna y buena pluma Juan José Millás, la huelga la pagara él y no fuera realmente un sacrificio del que se ausenta de su puesto de trabajo.

La alternativa, el cambio, lo protagoniza un dinosaurio de la política que ya fue pieza clave en el gobierno de González -no ha llovido nada- y que repitió protagonismo durante el mandato de Zapatero. Aquí lo único que cambian son los emblemas y carteles promocionales, los pabellones para mítines y la iluminación, o las frases pegadizas con las que adornan los fondos de escenario. Dudo, pero mucho, que el PSOE tuviera clara intención de darle la vuelta al calcetín. De otra forma no habría salido elegido el cántabro. Se hace un remiendo y tira, que ya es suficiente, creerán. De haber sido Chacón la “ganadora” sí me creería la intención renovadora, la de correr riesgos, que parece lo único que les queda tras la imagen de fracaso que portan ahora.

Ocurre en España algo parecido -salvando las distancias- a EE.UU: puede ganar un hombre negro que se llame Hussein, proveniente de una familia desestructurada y multirracial, pero no una mujer. Aquí puede ganar un hombre que ha sido responsable de la situación actual, desastrosa y descorazonadora para nuestro país, pero no una mujer joven, dinámica y competente que no tenía puestos relacionados con la economía de nuestro país aunque fuera ministra del des gobierno. Remendamos el calcetín pues, y a ver qué sale.

PSOE: La metamorfosis del dinosaurio
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