sábado. 20.04.2024

Por INA

Desde el primer momento en el que decimos “queremos” la voluntad existe, por lo tanto el mero de hecho de no conseguir nuestro propósito no lo podemos achacar a su falta, debemos desviar nuestra atención hacia ese cúmulo de circunstancias, que nos rodean en cualquier situación, y que de cierta manera imposibilita consigamos nuestro triunfo, pensemos, por ejemplo, en por que no podemos dejar de fumar, analicemos nuestra rutina diaria para vislumbrar y quitar o cambiar otras costumbres de las que no seremos tan dependientes y que se encuentran relacionadas directamente o no con el tabaco, pensemos que fumar es como conducir sin un destino prefijado, sin rumbo, sin un propósito directo pero si con sus múltiples y graves consecuencias, como las de cualquier carretera, entonces, ¿por qué seguimos? En contra de cuando vamos a algún sitio, trabajo, casa, tienda, campo,... el hecho en si de fumar no tiene ninguna finalidad aparentemente palpable, a no ser quererlo ver como un símbolo de distinción que, por otra parte, no deja de ser un acto social. Ahora pensemos en nosotros mismo de forma individual y veamos si realmente nos produce satisfacción y más importante, pensemos en como nos afecta físicamente porque del bienestar de cada uno de nosotros por separado va a depender el buen estado de la sociedad como grupo en si que es por propia definición.

Entonces, ocurre que, y de forma innata, la fuerza de voluntad si existe en todos nosotros, pero también ocurre que se puede ver interferida en su presencia por algunos obstáculos, taras o inconvenientes que, por otra parte, no necesitarán de esta fuerza para su anulación o eliminación.

Así, ahora ya solo nos queda identificar esos obstáculos como problemas para, aplicando la que creamos una solución adecuada, obtener ese resultado tan ansiado que no es otro que poder disponer de cuanta más fuerza de voluntad mejor, para llevar a cabo nuestros proyectos. Problemas, quizá, de los que nos somos conscientes aún.

Obstáculos
Comentarios