jueves. 18.04.2024

Por María Elena Aparicio Hernández

 

Pasé todo el domingo, y aún no ha terminado la obra, sufriendo la reforma del parque infantil público situado frente a la comunidad Tajinaste, en el municipio de Tías. ¡Menuda mañana!

 

Me despierto y el  taladro se mete en mi cabeza. Suena también lo que parece un compresor de aire y cuando llega la hora de la siesta ya he contado cinco hombres con taladros en la mano. Me voy  a la playa; necesito alejarme del ruido y relajarme en el que para mí, como para la mayoría de las personas, es el día de descanso. Sin embargo, cuando vuelvo a casa el estruendo se ha  multiplicado por cuatro.

 

No me queda otra que asumir que no se van a ir mientras haya la luz del sol, pero no puedo evitar preguntarme una y otra vez si no hubiera sido mejor empezar esta obra el lunes, es decir, durante una jornada laboral. Por mucho que lo pienso no llego a comprender qué extraña razón o condición ha llevado a estos obreros a expoliar mi domingo.

 

¡Ah, ahora caigo! Se acercan las elecciones municipales y obras son amores.

 

Llevamos ya unos cuantos años escuchando que  no hay dinero para arreglar los problemas del municipio que, según aseguraban los actuales gobernantes, otros habían arruinado. No creo que haya alguien en el pueblo que no haya sufrido esta cantaleta y, sin embargo, ahora nos sorprenden con un montón de recursos. ¡Qué tristeza!

 

Desde estas modestas líneas animo a mis vecinas y vecinos a volver a leer el programa electoral que presentó en los pasados comicios el PP de Tías, un programa electoral con el que se consiguió el respaldo de muchas ciudadanas y ciudadanos, entre ellos los del Camino de los Lirios, aunque me temo para esa calle seguirá sin haber dinero; ese camino seguirá igual de peligroso para los estudiantes del Instituto y las farolas siguen sin encenderse cuando más oscura y lluviosa está la noche.

 

Y más doloroso aún es que las escasas mejoras que se acometen se llevan a cabo en el último año,  a todo gas y pisando el acelerador del tiempo, pues no podemos olvidar que existe una ley electoral que prohíbe inaugurar obras después del 31 de marzo.

 

Si reflexionáramos sobre estas cuestiones no votaríamos a ningún partido que empezara ahora a arreglar problemas a los que no ha querido mirar durante todo el mandato. Es evidente que sus verdaderas preocupaciones no son el progreso del pueblo y el bienestar de nuestras familias, sino la cercanía de las elecciones.  Yo lo tengo claro, ¿y tú?

¿Obras son amores?
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