martes. 23.04.2024

Por Andrés Chaves

1.- Marrakech es una ciudad preciosa. Tiene una medina prodigiosa, la parte antigua de la ciudad es interesante y en la Grand Place las aguadoras ponen la nota típica hoy, como la pusieron toda la vida. Pero Marrakech ya no es como antes. El moro te lleva en su lenta calesa tirada por el viejo caballo, aunque a izquierda y derecha ves los Porsche y los Mercedes últimos modelos, en vez de aquellos coches familiares abominables, en los que el moro mete a toda la parentela; todavía ves algunos, pero muchos menos. Quiero decir que Marruecos se ha incorporado a la modernidad. Cuando llegan los españoles a la ciudad acaban con todas las falsificaciones; y te ofrecen danzas del vientre para turistas, con unos ombligos femeninos demasiado bailados para que te alteren la libido; y en los tugurios persiste el mismo olor a grifa de siempre. Es decir, hay cosas que cambian y cosas que no se alteran nunca. Jamás me acostumbraré a la hierba, cuyo fumeque me da tos. No la soporto. Y menos la hierba marroquí, de cultivo más descuidado, en comparación con el mimo que le ponen en el Asia a la cosa.

2.- Pero me preocupa menos -o nada- la hierba y más el sentimiento que ellos tienen de propiedad sobre Canarias. "Nuestras colonias del Sur", dicen, refiriéndose a estas islas. Se sabe que Hassan II hizo colgar un mapa en su despacho que incluía Canarias como parte de la nación marroquí. Pues les voy a contar un secreto a voces: su hijo, Mohamed VI , lo mantiene en el mismo lugar. Ya sé que es una tontería pensar que estas anécdotas serán determinantes para las relaciones futuras entre Canarias y Marruecos. Canarias es Canarias y Marruecos es Marruecos, pero no hace falta alimentar falsas quimeras marroquíes, ni pensar que existe un solo sentimiento, aquí en las islas, para respaldar las posiciones del país alauí.

3.- Marrakech tiene todos los ingredientes para pasarlo bien, incluido el vuelo de Binter desde Las Palmas. Yo siempre he ido allí en charters, sobre todo cuando vivía, y me llevaba, mi gran amigo Alberto Cerezo , comandante que fue de Air Europa y antes de Hispania y antes de otras compañías y superviviente del suceso de Mogadiscio, del que les he hablado aquí alguna que otra vez. "Nuestras colonias del Sur", dicen y no se cortan. Pues habrá que tener cuidado. Digo yo.

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Nuestras colonias del sur
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