jueves. 28.03.2024

Antonio Guerra León

Sin tener mucha idea de lo que es nacionalismo, o teniendo demasiados ejemplos donde elegir, y guiados muchas veces por las opiniones de gente de toda clase y condición, incluidas las de figuras de fama mundial como De Gaulle, Camus o el mismísimo Einstein, por citar algunos grandes pensadores que en su momento han hecho de sus declaraciones y actuaciones centro de atención intelectual sobre tan controvertido tema desde que el mundo es mundo, y del cual nos vamos a ocupar, eso sí, modestamente y sin querer sentar cátedra ni poner sobre la mesa verdades absolutas, como no podía ser menos.

Y es que nacionalismos hay para todos los gustos, centrífugo, centrípeto, económico, étnico, cultural, romántico, religioso, banal y de muchas más formas que podemos inventar según nuestras propias necesidades vitales, basados muchas veces hasta en las aspectos más inverosímiles para encontrar en imaginarios ancestros una bandera digamos, más bien, “nacionalera”, que justifique ciertas actitudes. Otros, en cambio, emplean grandes palabras y rimbombantes frases para, en raras masturbaciones mentales, satisfacer solo su ego con eso que algunos llaman lo nuestro. ¡Ay que tener cara, compadre!

Pero, vamos a acercarnos a nuestras islas y sus nacionalismos desde las cercanías al pueblo, o sea, desde las barras de los bares..., y el que nos entiende nos entiende. Pues los comentarios y opiniones de la gente del común suelen ser obviados con grandes palabras, que es más mayestático y perdonavidas, por los clásicos de siempre, también llamados fieles guardianes de las mejores esencias de nuestro pueblo, y suponemos que también de las peores. Cosa que por otra parte nos importa, ni más ni menos, un pito y parte del otro, aunque estos supuestos guardianes de lo nuestro, que se consideran a sí mismos verdaderos popes de lo nacionalista, (lease partidos nacionalistas insulares o el P.N.C.), han sacado siempre y ahí está la reciente historia de nuestras islas, muchas prebendas, canonjías o enchufes para ser más eléctricos para sobreviivir en política, pero muy pocos votos en las urnas por su propio carisma o programa electoral como todos conocemos. Además, estos dirigentes tuvieron siempre que sumarse alguna vez y de forma mendicante al nacionalismo en el poder desde hace muchos años, la sempiterna C.C. con el único objetivo de estar en la pomada y comer en buenos restaurantes entre otras cosas.

Y es que pensamos, con todas las reservas posibles, que el nacionalismo canario no puede ser solo uno y siempre de derechas, para usar la terminología al uso, pues, por ejemplo, nosotros nos sentimos canarios y muy canarios, pero nunca con capacidad para militar en partidos que enarbolan la canariedad y otras remembranzas isleñas solo para que los de siempre, la burguesía canaria, dirija y manipule nuestros intereses. Nacionalismo sí, pero también conservador o progresista según los ideales de cada uno, como sucede a escala nacional, españoles de un color y españoles de otro, adversarios pero no enemigos, en clara alternancia democrática cada cuatro años y al que Dios se la dé San Pedro se la bendiga. Que sólo de "gofio" no vive el hombre. Hasta Pronto.

No sólo de “gofio” vive el hombre
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