miércoles. 24.04.2024

Bajo el título “¿A nadie se le cae la cara de vergüenza?”, Isabel Ruiz Langarita, de Zaragoza, publicaba el pasado domingo en la revista XL Semanal, el dominical de mayor difusión de toda la prensa española, por encima incluso de la políticamente correcta EPS (El País Semanal), la siguiente carta en la página de los lectores, que transcribo en su totalidad por si a los seguidores de este otro diario lanzaroteño les suena de algo la situación que ella describe:

“Zaragoza, 5.40 horas de un día cualquiera. He leído que lo mismo pasa en otras grandes ciudades españolas: unas 14 personas hacen cola en una comisaría para gestionar su DNI o pasaporte. A medida que pasan los minutos se acumula el personal, y la cola se hace muy, muy larga. Así hasta las 8.00. En ese momento, una funcionaria sale. Apoyada por su tono castrense y sus reforzadas formas cuarteleras (imprescindibles para resistir el envite del público), anuncia que dará cien números. “¡Al que no llegue, tendrá que volver mañana!”. Luego vienen otros problemas: “La línea de Internet se ha caído”, o: “El ordenador de Madrid no funciona”. Y así un rosario de despropósitos. Eso sí, la paciencia de la gente es infinita, y la del personal de la comisaría, aún mayor. El reproche más gordo de los usuarios: “¿Será posible que esto ocurra en el siglo XXI?”. Un señor de la edad de mis padres habla del “país de las colas, como en los cuarenta con el racionamiento”. Todo esto ha sido ya noticia. Lo cierto es que el ciudadano ni es crítico ni se rebela. Lo dicen los analistas: “En la sociedad de hoy todo da igual, mientras la vida colectiva se deteriora”. Yo, que quiero hacer país, en positivo, deseo felicitar a los funcionarios por su paciencia y al público por su mansedumbre. Pero ¿a nadie en la Administración se le cae la cara de vergüenza?”.

Ni quito ni pongo -aparte de rey- ni una coma al relato, que ciertamente nos suena a cosa ya muy vista por aquí abajo. Esa película mala la hemos visto todos en alguna parte, me malicio. ¿Verdad que nos suena de algo el relato de la lectora de Zaragoza? Alguien diría que en todas partes cuecen habas, y en España a calderadas, como es triste fama. Pero, metidos ya en frases hechas y en refranes que tan poco le gustaban al caballero andante Don Quijote, verdad es también que mal de muchos sólo puede ser consuelo de tontos.

En Lanzarote, al menos hasta justo antes de iniciarse agosto -ahí se paró el mundo, al parecer-, los problemas en la Comisaría de las colas eran el pan nuestro de cada día. Era asunto abordado casi a diario y con profusión en casi todos los medios, pero no se ha vuelto a tener noticias al respecto. El actual delegado del Gobierno en Lanzarote (el cargo tiene ahora otro nombrete interminable, pero yo no he logrado memorizarlo aún, ni ganas que tengo) es hombre especializado en nadar y guardar la ropa, hasta el punto de que es capaz de no mojarse ni debajo del agua. No da un titular ni a tiros, como saben los sufridos periodistas lugareños que han intentado inútilmente sonsacarle alguno. Pero a lo mejor la falta de noticias sobre la Comisaría es porque don Carmelo García Déniz ya arregló ese problema. A lo mejor. Amén.

CON EL PERÚ

Recibo por correo electrónico aviso de los bienintencionados organizadores de una gala artística que se está preparando en solidaridad con las numerosas víctimas del terremoto que asoló el centro y sur del Perú (7,9 en la escala Richter, que se escribe pronto y fácil). Una serie de colectivos con presencia en Lanzarote se han unido en buena hora con la sana, noble y solidaria intención de recaudar fondos para ayudar a los damnificados de la tremenda catástrofe. La convocatoria es para este mismo viernes, 7 de septiembre del año en curso, en el Parque Islas Canarias de Arrecife. La gala musical arranca sobre las nueve de la noche (21.00 horas). Buen día y buena excusa, para mi gusto, para dejarse caer por el parque. Ahí te dejo el aviso. Pásalo. ([email protected]).

No hay alegría en Comisaría
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