sábado. 20.04.2024

Coalición Canaria (CC) y el Partido Popular (PP) votaron este jueves en el pleno del Parlamento de Canarias en contra de la Proposición No de Ley (PNL) por medio de la que los socialistas pretendían solicitar al Gobierno regional la promoción de un “pacto global, de carácter institucional, político y social contra la xenofobia y el racismo en las Islas”. El objetivo principal de la iniciativa, según explicó su defensora, la diputada lanzaroteña Manuela Armas, era de carácter preventivo, ya que han comenzado a observar actuaciones puntuales de determinados grupos con mensajes de este cariz, “que nos han puesto en alerta”.

Manuela Armas se refería como es obvio a la manifestación convocada para este mismo domingo por la Confederación Canaria de Asociaciones de Vecinos (Concave) y el colectivo Identidad Canaria con la finalidad, dicen ellos, que de requerir el control poblacional y una ley de residencia para Canarias. Es decir, aprovechándose del debate que se ha iniciado en Canarias acerca de la necesidad de una ley de residencia mediante la que se pueda controlar de alguna manera las entradas a las Islas toda vez que nuestro territorio es demasiado frágil y escaso para asumir la cantidad de población inmigrante que nos está llegando, han planteado una protesta en contra de la llegada de estos inmigrantes que huele a xenofobia y racismo.

No, señores, esas actuaciones puntuales de las que habla Manuela Armas en su PNL no se pueden permitir en una tierra como la nuestra, que ha destacado siempre por su actitud solidaria con los demás. Una tierra donde hace escasamente poco tiempo hacíamos nosotros lo mismo y emigrábamos precisamente a algunos de los países de los que en estos momentos nos llega parte de nuestra inmigración en busca del pan para nuestros hijos porque desgraciadamente aquí no lo teníamos.

Y eso es precisamente lo que hacen ahora todos esos inmigrantes, tanto africanos como suramericanos o europeos, buscar el pan para sus hijos donde les han dicho que lo hay. Está claro que no podemos permitirnos sentimientos de xenofobia y racismo porque no son delincuentes sino personas como cada uno de nosotros, entre los que tenemos también como en todo colectivo delincuentes, que buscan simplemente un futuro para sus familias.

Alguien decía en una tertulia reciente de Lanzarote Radio que la inmigración ya había dejado de ser noticia y que era un tema muy ‘manido', pero está claro que siguen llegando a las islas casi a diario numerosos inmigrantes por aire y por mar que nos recuerdan que tenemos un grave problema en Canarias y que requiere de una solución urgente porque como estamos viendo se están produciendo sentimientos extraños en la población que no deberían darse.

El presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín, afirmó este jueves que lleva años intentado que el Estado adopte políticas demográficas que impidan un excesivo crecimiento en las Islas “precisamente para evitar que aumenten los sentimientos xenófobos y racistas entre la población”. El presidente expresó que “nunca” va a favorecer que la sociedad canaria “se parta en dos alrededor de un tema tan sensible y explosivo como es la inmigración irregular”, manifestando que “haríamos un pésimo servicio a nuestra solidaria y abierta trayectoria histórica si proliferan comportamientos xenófobos o racistas en nuestra sociedad”.

Y precisamente esas deben ser nuestras premisas. Sí, luchar por conseguir implicar al resto de las comunidades y a toda Europa en la búsqueda de soluciones comunes que ayuden a controlar ese crecimiento de la población pero sin llegar a instaurar esos sentimientos xenófobos y racistas que en nada nos favorecen. Un compromiso que se debe cumplir no sólo por parte de los políticos sino sobre todo por parte de la población y de esas asociaciones de vecinos que deberían ser un ejemplo para todos y propiciar aspectos tan importantes para una sociedad del siglo XXI como la tolerancia, la solidaridad o la colaboración y ayuda a los necesitados. De nada nos vale implicarnos en campañas humanitarias con países del Tercer Mundo si después cuando esas personas tocan a nuestra casa no les abrimos la puerta e incluso los despreciamos si logran traspasar nuestras fronteras.

Pero volviendo a la inmigración, a pesar de que estamos con el contertulio de Lanzarote Radio en que es un tema muy ‘manido', creemos que tenemos que seguir hablando de él hasta tanto no se solucione o se encuentre una vía de escape a la situación que vivimos actualmente en Canarias. Días atrás la consejera de Empleo y Asuntos Sociales del Gobierno de Canarias, Marisa Zamora, informaba de que había más de 900 menores no acompañados en las islas y advertía de que el archipiélago no podía convertirse en al ‘guardería de África', en clara alusión a la falta de compromiso de algunas comunidades autónomas para atender a esos menores inmigrantes que llegan circunstancialmente a Canarias pero que son un problema de todos.

Otro tema del que hay que seguir hablando es de la necesidad de un Centro de Retención de Inmigrantes en Lanzarote, porque la pregunta que nos hemos hecho muchos estos días es en qué condiciones estarán todos esos inmigrantes que han llegado en los últimos días a Lanzarote, o de ese informe de activistas saharauis que hablaba de la presión y el chantaje que ejerce el Régimen marroquí contra el gobierno español y la Comunidad Europea y de las indicaciones que reciben las autoridades locales para hacer "la vista gorda" de forma que continúe el flujo de pateras que supone una fuente importante de ingresos de la que Marruecos no quiere prescindir.

En fin, innumerables aspectos de un problema que no se soluciona con actitudes xenófobas o racistas sino con el trabajo y la colaboración de ‘todos', incluidas las asociaciones de vecinos. El jefe del Ejecutivo regional decía que la dignidad humana es “el primer valor que hay que proteger, aquí y en cualquier parte del mundo donde está Canarias, donde haya un canario”, por lo que señaló que no se puede confundir a los que promueven el debate sobre el control del crecimiento de la población “con los que están tentados hacia actitudes xenófobas”.

Reflexionemos pues sobre la conveniencia o no de acudir a una manifestación con unos objetivos cuanto menos sospechosos.

Ni ‘guardería de África' ni xenofobia
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