viernes. 29.03.2024

1.- Los críticos, y las grandes empresas, esos ejecutivos coleccionistas, y la gente que conoce su pintura se están fijando mucho en Ignacio Zerolo . Es arquitecto, pero ha aparcado -no sé si definitivamente- la arquitectura para construir paisajes que cautivan. Hoy es día de Reyes, así que también me parece un buen momento para hablar de arte. Y tampoco sé el por qué Nacho pinta arenas, charcos y soles, en sus puestas; o amaneceres que no sólo imagina, sino que ha visto alguna vez. Amaneceres y puestas de sol que han quedado almacenados en algún lugar de su memoria. Hace poco escribí de él en este periódico. Nacho había viajado a Miami, a buscar caminos. Al llegar, me dijo: "Que digan lo que quieran, pero de aquí hay que marcharse". Claro que sí. A los treinta y pocos años, con la magia de sus manos, con el arte de sus pinceles, ustedes van a oír hablar de este joven arquitecto metido a artista. ¿Y los buenos arquitectos qué son sino artistas? Estudios en España y en Italia, no vayan a su estudio, so riesgo de patinar. Porque el suelo es arena y el baño una sucesión de latas de coca-cola vacías. Yo no viviría nunca ahí -él tampoco vive ahí-, pero reconozco que el piso -que fue de su abuelo Luis Díaz de Losada , admirado y querido amigo mío- tiene su punto, en plena calle del Castillo. Su abuelo y el inolvidable César habrían pintado todo aquello de blanco, incluso el suelo arenado. Nacho, no, a él le va el color.

2.- Fui a ver todo aquello con mi amigo Miguel de la Vega Vidal , que es otro artista, pero de los fogones. Su restaurante "La Cazuela" se ha convertido, en unos años, en una referencia gastronómica para Santa Cruz. Y, sobre todo, en un lugar de amistad y de buen trato. La cuna se nota siempre. Yo me refugio ahí con frecuencia, porque me siento a gusto. Y si está Nacho Zerolo hablamos de arte y de esas copas tomadas de otras copas que están mejor en el cuadro que en la realidad. Santa Cruz tiene pocos rincones como este que frecuento. "La Cazuela" es excepcional.

3.- Hoy es Día de Reyes. Hoy Nacho no irá a la calle del Castillo a pintar, ni tampoco le dará una patada a la fila de latas de coca-cola. Ha fotografiado toda su obra, expuesta por primera vez en un galpón de su abuelo, con notable presencia de notables. Dos veces notables. Y aquella vez los presentes se quedaron admirados. Y han comenzado a llegarle encargos, aunque él no vende a cualquiera. Nacho, supongo yo, necesita que quien le compre entienda todo lo que ve, que por otra parte no es nada difícil. ¿Realismo?; no, al menos no siempre, aunque tengo que hacer excepciones, como aquellas copas. ¿Abstracto?; no, tampoco. ¿Magia?; sí es eso, magia. Un charco distinto, un amanecer diferente, una puesta de sol no imaginada. En todo caso, nace y se consolida una estrella. Ya lo verán.

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Nace una estrella
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