martes. 16.04.2024

No puedo ni quiero ser objetivo, y mucho menos en hablando de fútbol, que es simple o simplona pasión encendida, ciega e irracional. Por eso parto de la base de que tenemos actualmente la mejor selección del mundo y parte del extranjero, principalmente porque la misma puede ser bautizada como el Barçaespaña, en tanto que la integran casi nueve jugadores del Barcelona, el equipo que le está mostrando el mejor fútbol a todo el planeta y aledaños desde hace ya lustros. Pero también parto de otro hecho obvio: a este Barça vestido de rojo le falta Messi y le sobra el tal Casillas, como ya se vio en el primer partido disputado y perdido por España frente a Suiza. El guardameta del Real Madrid, como es triste fama, lleva toda la temporada siendo un bulto sospechoso en la portería, pero es otro intocable del Real Madrid, como lo fue Raúl hasta que llegó un seleccionador valiente y lo puso en su casa… y España fue campeona de Europa. Frente a Honduras, dos salidas en falso del cancerbero de marras pudo haber trocado el 2-0 en un empate mortal para la selección rebautizada por el PSOE y sus satélites mediáticos como “La Roja”. O nos quitamos de encima ese muerto cuanto antes, o lo pagaremos muy caro más pronto que tarde. Está escrito que el que avisa no es traidor sino avisador.

Aparte de la presencia del portero de marras que marra todas sus salidas, lo peor para España en este Mundial de 2010 es el otro hecho de que parte como clara favorita, lo cual siempre es un lastre, principalmente por la presión añadida que esa bobería le mete a los jugadores. Así y todo, estaremos en la final, aunque ello beneficie al taimado Zapatero, el lastre entre los lastres.

Estamos en esta Sudáfrica 2010 ante el plato fuerte o plato principal para los comensales aficionados al bendito deporte del balompié: un Mundial, que precisamente por ser plato tan exquisito para los sibaritas del balón mejor les vendría a los que no gustan del mismo pedirle al planeta que se pare en la primera esquina y bajarse sobre la marcha, porque la van a llevar clara de aquí hasta mediados de julio. Lo siento, se siente.

Carlos Marx dejó dicho que "la religión es el opio del pueblo". Y otro Marx, Groucho, le dio la vuelta a la frase del padre del comunismo y sentenció que -bien al contrario- "el opio (las drogas, en suma) es la religión del pueblo". Pero ya nadie se cree que el fútbol entontece necesariamente a las masas, independientemente de que existan masas muy embrutecidas por la política, tele basura y otras inmundicias. De todo eso se habló largo y tendido durante la dictadura franquista, sobre todo por parte de los que iban de intelectuales, que no hay que confundir con los intelectuales de verdad. A este respecto, el periodista deportivo Josep María Casanovas escribía lo que sigue, tiempito atrás: "Hace treinta años decían que el fútbol era un invento del franquismo para tener contento al pueblo los domingos. Hace veinte, algunos demagogos pronosticaron que con la llegada de la democracia el deporte rey estaba condenado a un segundo plano. Craso error. Lo que ha pasado de moda son los partidos políticos, que entre tanta corrupción y escándalos han perdido credibilidad y afiliados. Por el contrario, el fútbol, en pleno siglo XXI, vive una etapa de oro, pues estamos ante un fenómeno sociológico de tal magnitud que apasiona por igual en los cinco continentes, algo que no ha conseguido jamás ningún otro deporte. Un partido de fútbol importante paraliza una ciudad, incluso un país o a medio planeta, y se convierte en tema de comentario en todas las tertulias y los medios informativos lo tratan como la gran noticia del día. Y lo que es más importante, apasiona a todas las clases sociales y a cualquier edad. Estamos ante un espectáculo número uno en ingresos económicos, ya sea por venta de entradas, socios o derechos de televisión. El fútbol tiene unos ingredientes únicos que, combinados, lo hacen irresistible. Es una válvula de escape, un volcán de pasiones, un foro de polémicas, un deporte en el que todo el mundo tiene derecho a creer que entiende más que nadie..."

…Y Panchito Franco lleva ya más de treinta años en la tumba, no se olvide. Se equivocaron los intelectualoides, se equivocaban. ([email protected]).

Mundial: sexo y seso en África
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