28 de diciembre de 2006, 13:17
Me propongo venir a Montevideo a pasar largas temporadas. Ha sido un descubrimiento. Huyo de la tierra en donde la gente se empuja para salir en la foto y me vengo a otra, en la cual la envidia parece que ha sido borrada del diccionario. Resulta que aquí duermo ocho horas, como cuando debo comer y escribo sin presiones. Dios, qué maravilla. ¿Cómo no había descubierto antes este país de cuatro millones de habitantes, tan grande o tan pequeño como Portugal y que aprobó el divorcio desde principios del siglo XX? Y el presidente va por la calle sin escolta.
Andrés Chaves