martes. 16.04.2024
Alejandro Acosta, DJ y miembro del grupo puntero Mojo Project y del gran Chambao

“Mi trabajo como músico me da libertad para esquivar lo que más detesto: la monotonía”

Se confiesa batatero hasta la médula aunque partió muy joven rumbo a la capital para abrirse un hueco en el mundo de la música; es miembro de Mojo Project y de Chambao, está preparando un disco en solitario y ha pasado por cientos de salas y escenarios... misión cumplida

Arrebañó una hora entre grabación y grabación para sacarnos un hueco y charlar. Estaba en mitad de un encargo musical para Jaula de Grillos, con la resaca de meses de trabajo con los preparativos y nuevos proyectos de Chambao y Mojo Project y cargando las pilas para todas las sesiones que va a dar durante estos días por su tierra. Pura vitalidad, así es Alejandro Acosta. Tal vez sea cierto eso que nos dijo y vive lleno de energía porque, al igual que Obélix, de pequeño se cayó en una marmita.

-Aunque aún no ha empezado su gira con ellos, ¿cómo valora su experiencia en Chambao hasta el momento?

-Los dos meses de verano estuvimos grabando el disco, luego preparando el directo y ahora la gira mundial. Formamos muy buen equipo y, sobre todo, son muy buena gente, con lo que resulta muy fácil y enriquecedor trabajar con ellos.

-¿Qué vamos a escuchar en el nuevo disco?

-Es la misma línea del grupo, una mezcla de electrónica y flamenco pero con instrumentos étnicos que le dan otro aroma. Pero sigue siendo la Mari la que compone y crea, y ella es Chambao.

-¿Les veremos pronto encima de algún escenario de Lanzarote?

-Por supuesto, espero venir con Chambao en la primavera. Ellos ya estuvieron aquí el año pasado y tienen ganas de repetir, especialmente Mari porque cuando entonces salió al escenario dijo “buenas noches, Tenerife” por una broma que le gastaron el resto (risas). Yo también tengo muchas ganas de subirme con ellos a un escenario de Lanzarote.

-Reto o respiro, ¿qué es para usted tocar en casa?

-Pues lo paso un poco mal... Es mi casa y me encanta hacerlo aquí pero también es un reto y no puedo evitar pensar que tengo que dar la talla aún más. Pero me gusta porque, además de ver a los míos, me gusta saber que ellos están conmigo y les gusta lo que hago.

-Ya de haber descubierto el flamenco...¿seguirá indagando dentro de nuevas tendencias y estilos musicales?

-Ya con Mojo metimos un par de temas de flamenco y ritmos africanos. Claro que seguiré descubriendo porque estoy muy abierto a la música. Estoy muy de acuerdo con un buen amigo, que siempre dice que sólo hay dos tipos de música: la buena y la mala. A mi me gusta la buena, sea rock, jazz, latina o electrónica. De hecho ahora estoy flipando con discos de jazz de los años sesenta y sigo escuchando, por supuestísimo, a los Whithe Stripes o Arcade Fire.

-¿Dónde queda Mojo Project ahora, con tantos proyectos nuevos?

-Pues sigo con ellos, por supuesto, pero entre tanto trabajo estoy pasando menos tiempo con ellos.

-¿Cuánto hay de Mojo Project en tus sesiones?

-Fue en el año 2000 cuando empecé el proyecto Mojo con otro músico, que ya no está en la banda, y poco a poco fui buscando más músicos por los locales de ensayo de Madrid hasta conseguir una formación sólida con la que poder empezar a tocar en directo. Vi nacer al grupo y soy parte de él pero, además, si hay un punto de unión entre Mojo y mis sesiones como DJ es la música negra en general. En mis sesiones puedes encontrar mucho house y broken beats pero siempre con toques de musica negra: funk y afro. Sin olvidarme de temas disco funk de los setentas que son una gozada ponerlos en medio de una sesión de house.

Este joven músico lanzaroteño desprende inquietud y positividad. Tiene la chispa que tan sólo poseen los que viven cada minuto como si fuera el único y pasa por la vida con la satisfacción de estar viviéndola tal y como quiere. Joven, intrépido y fugaz. Con sólo 17 años embaló todas sus cosas junto a un puñadito de sueños y se marchó a esa jungla de cuidad que es Madrid para encontrar su sitio en el mundo de la música; ahora es miembro de Mojo Project y de Chambao y prepara además un disco en solitario. Eso sí, lo tiene muy claro: “Lanzarote es mi sitio, es el mejor sitio del mundo y volveré”. Adicto a Famara y Caletón; al cielo de la Isla y a su tranquilidad. Alma de rockero, manos de Dj y espíritu flamenco.

-Un joven isleño con mil inquietudes musicales, ¿lo tiene fácil en la gran urbe?

-Esto aquí funciona como todo, por contactos, por conocer a gente e ir metiéndote en el mundillo de la música. Al llegar es duro porque no conoces a nadie pero poco a poco he ido haciéndome sitio, evolucionado y abriéndome paso. Es complicado porque Madrid está lleno de gente que ha venido a lo mismo que tú y la suerte influye mucho, pero después queda currar y currar.

-Lanzarote, Madrid, giras por Europa y escapadas por España. Con tantos viajes, ¿qué es lo que nunca olvida llevar consigo en su maleta?

-Mi cepillo de dientes (ríe). No, en serio, tengo más de siete cepillos repartidos entre los estudios, el local de ensayos y mis maletas, tal vez soy un poco paranoico.

-¿Tal vez porque sonríe mucho? ...

-Sonrisa profident... Sí, sonrío mucho, tengo arrugas en los ojos de tanto reírme.

-¿Cuál es la cara y cuál es la cruz de su trabajo?

-La cara es la libertad, el aire. Mi trabajo como músico me permite esquivar a lo que más detesto: la monotonía. Otra importante cara es la satisfacción que me produce poder hacer y vivir de los que me gusta. Cruz... el bajón que a veces llega por la falta de estabilidad y el estar fuera de Lanzarote.

-En más de una ocasión ha confesado que adora Lanzarote, ¿qué es lo que más echa de menos allí, desde la Gran Vía?

-Lo que más a mi familia. Pero echo de menos todo, la tranquilidad, este clima que no tiene precio, a mis amigos, el cielo, Famara... Es cuando te vas cuando te das cuenta de lo que se tiene en Lanzarote.

-¿Volverá?

-Seguro. Intento escaparme de vez en cuando pero ahora, si quiero seguir adelante con mi carrera, tendré que estar por aquí. De momento pasaré en San Bartolomé la Navidad, en Noche Vieja estaré en Las Palmas pero volaré para Lanzarote a primera hora de la mañana porque pincho en el after hours Lanzarote a Caballo. Lanzarote es mi sitio, es el mejor sitio del mundo; volveré.

-¿Qué tienes preparado para dar la bienvenida al año desde tu tierra?

-Musiquita para bailar, música negra, electrónica... buen rollito a base de funky, algo divertido para recibir el 2008 agustito.

-¿Disfruta más con los conciertos o con sus sesiones en solitario?

-Son cosas diferentes aunque tengo que decir que con los conciertos suelto más adrenalina, improviso y comparto más con la gente. Y eso... es un subidón. Pero pinchar tiene otro rollo y también me divierto mucho.

-Pero Acosta no es sólo Chambao y Mojo. Ahora estás con un encargo para Jaula de Grillos, todos los días trabajas en tus propios temas de remezcla y realizas sesiones como DJ en diferentes puntos de España. ¿Eso es todo, amigo?

-¡Pues hay más! Estoy preparando un disco en solitario, en mis ratos libres. De pequeño me caí en una marmita y desde entonces sigo lleno de energía (ríe). Estoy muy ilusionado con ese nuevo disco porque lo estoy grabando yo e incluso, por primera vez, canto.

-¿Tiene ya nombre y apellidos?

-Alex Acosta. Y tengo muy claro qué habrá dentro y cuáles serán los primeros singles pero eso, de momento, es top secret...

“Mi trabajo como músico me da libertad para esquivar lo que más detesto: la monotonía”