viernes. 29.03.2024

Por Antonio Guerra

Después de las desaforadas declaraciones del Sr. Soria, el ínclito, Don Juan Manuel, (Del que Dios nos libre y guarde). Se ha abierto la veda contra lo que antes llamábamos el, “probo funcionario”, casi siempre por esos tiempos, encerrado en un oscuro y polvoriento cuchitril parapetado detrás de una escandalosa maquina de escribir, gafitas de concha con vidrios como culos de botellas, y muchas caspa en la raída chaqueta casi siempre de color negro, poquito sueldo, misa diaria y perritas de vino en la venta de la esquina, que mal que bien, sacaba adelante un montón de papeles cargados de pólizas y timbres como Dios le diera a entender, siempre bajo las órdenes dictatoriales de sus, “dedocráticos“, superiores.

Imagen que gracias a la democracia, y las nuevas tecnologías han pasado a la historia definitivamente, no sin antes servir para toda clase de chanzas y chistes, algunos, como pasa siempre, de muy mal gusto que solo sirven muchas veces, como pasa en este caso, para tapar la incompetencia política, y gestión económica en nuestra región del mentado Sr. Soria.

Elementos que cobran un dineral de los impuestos de los ciudadanos para con sus gracietas, intentar acusar a los funcionarios de todos los males del mundo, incluida la famosa “crisis”, atrincherados detrás de la barricada de la impunidad con el insulto cotidiano a esas buenas gentes.

Personal este que después de conseguir con mucho esfuerzo una larga carrera académica tienen que afrontar unas difíciles oposiciones salvando toda clase de dificultades, incluidas las clásicas presiones de los politiquillos de turno para aprobar a los suyos, alejarse muchos kilómetros de sus domicilios para poder ejercer su cargo, y cobrar lo que cualquier enteradillo de medio pelo se gasta al mes en telefonía móvil o en la pesca del salmón. Y es que lo que de verdad infla de manera substancial las nóminas de las instituciones no son los buenos empleados, sino los enchufados, los que ahora llaman; eufemísticamente, personal de confianza, digamos más bien confianzudos de oficio que aparte de no dar un palo al agua se llevan la parte del león sin ni siquiera tener estudios primarios.

Sr. Soria nos gustaría verlo a usted, si es que hay cataplines para ello, lidiando aunque sea un solo curso con docenas de díscolos chiquillos o frescos adolescentes en colegios e institutos, haciendo guardias hospitalarias por cuatro perras en domingos y festivos en abarrotadas salas de urgencias, persiguiendo delincuentes o drogadictos por los barrios marginales de nuestras ciudades a pecho descubierto o jugándose la vida todos los días sobre una motocicleta para regular el tráfico en nuestras infernales carreteras insulares Oiga. Nos gustaría verlo Si es que se atreve claro.

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Menos insultos y más trabajar
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