jueves. 25.04.2024

Sigo con atención la magnífica retransmisión del Mundial de Baloncesto que La Sexta está haciendo desde Japón. Este nuevo canal, con mucho dinero, todo hay que decirlo, está haciendo un formidable despliegue en sus primeras semanas de vida. Empezó a dar sus primeros pasos como televisión con el Mundial de Fútbol de Alemania, y ahora da sus segundos pasos con el máximo espectáculo baloncestístico de selecciones. No está nada mal.

Me encanta el baloncesto, no lo puedo disimular. Es un deporte que no sólo veo por la tele sino que lo procuro practicar siempre que puedo. Por eso creo entender lo suficiente para poner determinados puntos sobre determinadas íes.

El despliegue que está haciendo La Sexta es magnífico, insisto. Sólo me sobra una cosa, Juan Manuel López Iturriaga. Siento tener que escribir esto, porque Itu me parece un buen tipo. Destacó en sus tiempos de jugador por algo más que por ser un magnífico palomero, tal vez el mejor que ha existido en la historia. (Para el que no esté familiarizado con el término, aclararé que palomero es el jugador que siempre aparece debajo de la canasta contraria cuando se producen los contraataques y sólo tiene que dejar el balón dulcemente para que no se salga, alguien cuyo balance defensivo suele ser bastante cuestionable) Al terminar su brillante carrera se metió de lleno en el mundo de la comunicación, a mi juicio con bastante éxito y tino. Lo mismo le veíamos presentado un concurso tan bueno como fue el Supervivientes de la primera edición como recomendando en cuatro o cinco dimensiones que tomáramos cuajada -nunca le perdonaré que por su culpa me atreviera a probar algo tan asqueroso como la cuajada-. Demostró que era mejor presentador que jugador de baloncesto, y en seguida enganchó con la gente.

Luego, porque esta profesión es así de puñetera, desapareció en combate y le perdí la pista. Hasta ahora, hasta su aparición estelar en la retransmisión de los partidos de baloncesto del mundial. Lo siento por él, pero su vuelta no ha sido nada afortunada.

El peso de las retransmisiones lo lleva un “jugón” de este complicado oficio como es Andrés Montes, otro que se confundió comentando los partidos de fútbol pero que ha rectificado a tiempo. Lo suyo, como lleva demostrando desde hace muchos años, es el baloncesto, donde es el mejor. Te podrá gustar más o menos su particular forma de explicar lo que ocurre en la cancha, pero nadie puede poner en duda su talento y su originalidad, la gracia que le da a los partidos incluso cuando estos son tan aburridos como la mayoría de los que vemos en días en los que prima la defensa estilo Capello. Andrés Montes tiene precisamente lo que le falta a Iturriaga. Sabe hacer la gracia oportuna en el momento adecuado y sin faltar al respeto a nadie. Su mayor acierto sin duda son los motes que pone a la gente, sobre todo a los jugadores: “Mister Catering”, “ET”, “Robin Hood”... Motes nada ofensivos, certeros y simpáticos. Sabe dónde está el límite de lo que se puede decir y de lo que no se puede decir, dónde se tiene que terminar la broma para darle la seriedad que merece un deporte que no goza precisamente en este país del prestigio del fútbol, cuando nos ha dado muchas más alegrías. El mejor ejemplo es este mundial, donde España ya está en semifinales y aspira seriamente, si los argentinos no nos fastidian, a llegar a la final, completando así un maravilloso ciclo de un grupo de jugadores que ya fueron campeones del mundo juveniles con Gasol y Navarro como aspirantes a las estrellas que ya son.

Iturriaga no respeta nada. No respeta siquiera el trabajo de los demás. Más que retransmitiendo un partido de baloncesto se cree que está en el Club de la Comedia, piensa que todo vale. Abusa tanto del chiste fácil que se pasa. Se tira más tiempo hablando de boberías que no interesan a nadie que aportando su experiencia y conocimiento del juego. Por si no fuera suficiente, crea una absurda tensión con sus compañeros, que muchas veces no saben cómo salir de los callejones en los que les mete. Antes de escribir esto le escuché durante la retransmisión del Grecia-Francia preguntarle a Andrés Montes que si era calvo o se rapaba la cabeza, como le oí días antes llamarle gordo a Mel, el joven periodista que está haciendo un encomiable trabajo desde los banquillos.

Me sobra Iturriaga. Con Andrés Montes y Juan Domingo de la Cruz tendríamos más que suficiente. “El Lagarto”, que fue un magnífico jugador y que es un magnífico comentarista, aporta la seriedad que requiere un evento de estas características, y soporta con auténtico estoicismo las payasadas de su antiguo compañero de selección.

Lo siento, pero me sobra Iturriaga. Creo que tendría que reflexionar y darse cuenta de que el baloncesto merece el respeto que él no le está dando. Uno tiene que saber cuando cae en gracia y cuando es gracioso, y él por ahora ni lo uno ni lo otro.

Me sobra Iturriaga
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