jueves. 18.04.2024

Por Laura San José

La nueva Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas Dependientes, más conocida popularmente como la Ley de Dependencia, no sólo va dirigida a las personas mayores o minusválidos que no pueden vivir sin ayuda. Uno de los sectores que va a encontrar un gran beneficio en esta nueva propuesta legal son los menores con problemas, un sector mucho más amplio de lo que parece porque por desgracia, todavía muchas personas prefieren mirar a otra parte cuando se cruzan con un niño parapléjico o con graves deficiencias mentales. La nueva Ley atenderá a las necesidades de ayuda a domicilio y en su caso, realizará prestaciones económicas vinculadas y para cuidados en el entorno familiar a favor de los menores de tres años que puedan presentar discapacidades.

Isidro Pérez es el director del colegio de educación especial lanzaroteño Nuestra Señora de los Volcanes y asegura que “por lo que he leído de la ley, creo que es un avance social importantísimo, sobre todo porque supone una ayuda no sólo para las personas dependientes sino para los familiares que se tienen que hacer cargo de ellas”.

A día de hoy, este centro educativo acoge a niños con edades comprendidas entre 3 y 21 años y ellos van a ser algunos de los beneficiarios de esta Ley que entrará en vigor el 1 de enero de 2007 pero que tardará hasta el 2015 en ser realmente efectiva, ya que éste es el tiempo que se estima que tardarán las distintas comunidades autónomas en adaptarse y se habrán constituido por completo todos los equipos necesarios para asegurarse del buen funcionamiento y control de los servicios que se van a ofrecer.

80 alumnos escolarizados

El colegio tiene actualmente 50 alumnos escolarizados con discapacidades graves que necesitan una supervisión directa, a los que hay que añadir otros menores que están integrados y que pueden elevar el número a 80.

Si a esto le sumamos que existen otros niños que también presentan minusvalías, aunque no tan extremas, podríamos establecer que sólo en la Isla habría más de 100 menores con deficiencias.

Hasta ahora, estos críos sí pueden decir que disponen de un sistema educativo que ha dado cobertura a sus necesidades. Sin embargo, en opinión de Pérez, en el ámbito social hay todavía carencias ya que las ayudas son insuficientes. “Por lo que me cuentan los padres, a veces el dinero que se les da no llega a 60 euros”, comenta. A veces, las familias reciben ayudas para el transporte o el comedor, pero por los datos que maneja el director del colegio Nuestra Señora de los Volcanes, a menudo son insuficientes y casi siempre se piden unos requisitos demasiado severos.

Por eso, asegura que con la nueva Ley se va a conseguir algo tan sencillo y a la vez tan importante como que “su vida se normalice, que es lo que necesitan los padres”. Dice que ellos no quieren privilegios especiales que no tengan el resto de chiquillos, pero sí una vida normal para ellos.

Actividades para estos niños

Resulta curioso como las actividades que cualquiera pensaría que son corrientes y molientes son prácticas realmente extraordinarias para estos niños. Pérez reivindica la posibilidad de que se organicen actos para estos menores que el resto de los niños lleva a la práctica de forma habitual y que sin embargo, parece que para ellos, están vetados. “Necesitamos una apertura más grande y pedimos una mayor consideración por parte de las instituciones locales para que estos críos puedan integrarse y tengan acceso a los centros socioculturales y a las actividades que realizan las personas de su edad”, asevera.

“Estos días hablaba precisamente con unos padres sobre la nueva Ley y les veía aliviados sobre todo porque ellos saben que ahora sí pueden atender a sus hijos pero no conocen lo que les deparará el destino y si van a poder hacerse cargo de ellos y saber que el Estado puede ofrecer una serie de ayudas que les asegure una pensión y les libre de esta tremenda carga emocional es importantísimo”, comenta. Esto va a suponer para ellos, dice Pérez, que no tengan que “andar suplicando una ayuda de un sitio a otro, sino que será una situación normalizada”.

Discapacitados en la calle

Una de las pretensiones que tiene Isidro Pérez cuando solicita que los niños con discapacidades accedan a las actividades y lugares que frecuentan los otros menores es que a fuerza de ir viendo a estas personas con problemas en la calle vaya habituando a la gente a considerarles como ciudadanos normales y aprendan a no mirar hacia otro lado. “Así los que no tenemos problemas empezaremos a darnos cuentas de cuáles son las principales barreras a las que se enfrentan los minusválidos, que en muchas ocasiones son arquitectónicas, pero en muchas más de tipo personal”.

Isidro Pérez cree que con la nueva Ley hasta los menores que no tengan una familia que se ocupe de ellos, podrán tener una calidad de vida digna y que en función del grado de minusvalía se tendrá que ver qué medida es la que mejor se adapta a sus características, opciones que pueden ir desde un piso tutelado hasta una residencia y todo ello, con el propósito de que los niños estén en su entorno más cercano.

Solidaridad con los nuestros

El director del colegio Nuestra Señora de los Volcanes se muestra sorprendido de lo solidarias que pueden llegar a ser las personas con los que sufren desgracias a miles de kilómetros pero luego cierran los ojos ante los problemas más cercanos. “Muchas veces por miedo o rechazo social, la gente no quiere ver a los niños discapacitados y el hecho de que el colegio esté en Tahiche, que muchos vinculan con la cárcel ha hecho mucho daño a las familias”, reconoce y comenta ya en tono más jocoso “menos mal que también tenemos cerca la Fundación porque si no...”.

En definitiva, que la nueva Ley podrá hacer algo más que ayudar económicamente a las familias, hará que el resto de las personas que por suerte no tienen ningún problema de discapacidad habrán su mente, algo que seguramente vale más que el dinero.

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