viernes. 29.03.2024

Somos el despropósito más necio.

La necedad de la deshumanización.

La deshumanización más absurda.

El absurdo del desengaño más ruin.

La mezquina desgracia de no ser yo.

De desengaño en desengaño vamos.

De desilusión en desilusión volvemos.

Todo se despacha con despecho.

Nadie se desvive por la esperanza.

Nada nos desconcierta más que el yo.

El desánimo nos envuelve en el vicio.

Y el vicio de la prisa nos desmorona.

Al fin, todo se precipita en la desgana.

No solamente se desliza la tristeza.

Se vive y se convive con el triste yo.

Cuánta más alegría se dona más se tiene.

Cuánto más amor se da más se recibe.

Quien lo experimentó, lo sabe y sabe ser.

Ser un corazón sin coraza, en guardia.

Pensando más en los demás que en el yo.

Tan bueno como desdecirse de lenguajes

que no son, hay que redimirse de verbos

falsos, y redescubrir el gozo de vivir.

Que es ver en los demás su propia vida.

Y en la vida, percibir la sorpresa de que soy.

Más allá del soy, soy y existo
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