Este miércoles día 23 de septiembre es el Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Mujeres. Este día fue instaurado por la Conferencia Mundial de la Coalición Contra el Tráfico de Personas en coordinación con la Conferencia de Mujeres que tuvo lugar en Dhaka, Bangladesh, en enero de 1999, para celebrar una fecha argentina: la del 23 de septiembre de 1913, día en el que fuera promulgada la ley 9.143; la primera norma legal en el mundo contra la prostitución infantil”.
"Debemos visibilizar la explotación a la que están sujetas muchas mujeres por la demanda y el consumo masculino. Convertir los cuerpos femeninos en objeto de compra es uno de los pilares del patriarcado. Una de las manifestaciones más viles de la desigualdad entre mujeres y hombres, una expresión consentida de cómo entender y vivir la sexualidad desde el poder y la explotación; desde el desprecio más profundo a las necesidades, demandas y sentimientos de las mujeres. Lo que importa en la prostitución es el deseo masculino que se transforma en poder gracias al dinero. Ellos, los llamados “clientes”, bajo la cómoda máscara del anonimato se sienten así protegidos e importantes".
Las amenazas, las presiones económicas mediante las deudas contraídas, las tensiones psicológicas que supone estar a merced del “cliente”, del proxeneta, generan una identidad quebrada que aísla a muchas de las mujeres en situación de prostitución de un contacto real entre individuos y supone un sufrimiento del que la ciudadanía no puede ser ajena.
Por eso desde la Asociación Social y Cultural para la Mujer de Lanzarote Mararía advierten que cada vez es más evidente que la igualdad es un índice eficaz y necesario para mostrar el desarrollo y la democracia de un país.
"Una sociedad en el que las mujeres estén sometidas al ultraje constante que supone la prostitución y el trafico de mujeres debe reconsiderar su concepto de libertad", dicen.
