jueves. 28.03.2024

Desde que el pasado martes 13 de noviembre nos despertáramos con la triste noticia del asesinato de Yuliisa Antonia, desgraciadamente otra joven más, -tenía tan solo 18 años-, que moría en Lanzarote en estos años de una forma brutal, no me deja de rondar por la cabeza varias preguntas sin que hasta el momento haya obtenido respuesta alguna. Cómo es posible que el lamentable hallazgo del cadáver de Yuliisa haya sido protagonizado por un señor que paseaba sus perros por aquella zona, dónde estaba el despliegue policial del que han hablado durante estos días tanto el director insular de la Administración del Estado, Carmelo García Déniz, como el propio delegado de Gobierno en Canarias, José Segura; cómo es posible que la policía no haya ‘peinado' una zona como el vertedero de Zonzamas, donde hace escasas fechas se encontró el cadáver de Yasmila y hace unos años más el del pequeño Brian Santos... Realmente no se entiende.

Muchos de los mensajes recibidos en nuestra página web www.cronicasdelanzarote.es ponían de manifiesto un hecho irrefutable y es que Lanzarote ya no es lo que era. Es verdad que cuando suceden estas cosas añoramos la época en la que aquí no pasaba nada, en la que podíamos dejar la casa sola con la aldaba para ir al supermercado e incluso dormir con la ventana abierta en una casa baja. Pero tenemos que darnos cuenta de que Lanzarote ha evolucionado tanto en lo bueno como en lo malo y que convivimos con un montón de gente, da igual que sean de aquí o de allá, todos somos personas y en todas las sociedades y culturales hay buenos y malos, que tienen innumerables circunstancias personales y familiares totalmente diferentes unas de otras. Quizás la evolución que ha sufrido Lanzarote en lo que a población se refiere, con lo que ello conlleva culturalmente, insisto, haya traído a la Isla otra serie de problemas que es necesario atajar y controlar en cierta medida.

Está claro que esta situación, es decir el incremento poblacional de la Isla, no debería ser un problema en sí. De hecho, puede incluso beneficiarnos como población nativa pero con una coordinación y un control. No se entiende por ejemplo que habiendo este importante aumento de población no se haya incrementado en la misma proporción los efectivos de la Policía Nacional, que por cierto ya no nos engañan con los “muchísimos efectivos en prácticas” que se presentan año tras año y que al cabo de 365 días ya se están yendo de la Isla.

Quizás en este país nos hemos centrado demasiado en el terrorismo vasco, dejando en un segundo plano los problemas, que a veces llegan a ser asesinatos como en este caso, de las otras comunidades de España, porque si no cómo se explica que en esta Isla no hayan aparecido los culpables de los asesinatos que se han producido en Lanzarote desde hace mucho tiempo. Todos recordamos el caso de la prostituta que apareció en las cercanías del cementerio que aunque en principio se sospechó de su ex marido, al final no hubieron pruebas contundentes. Dos asesinatos, el de Yasmila Arrocha y Cathaysa Rodríguez, sin culpables. Tampoco se ha dicho si finalmente las mujeres polacas que vivían con Alfonso Fernández, asesinado en su casa de Tahíche, son culpables o dónde está el asesino del taxista aparecido en San Bartolomé.

En fin, asesinatos sin resolver para los que la población pide culpables. Es hora ya de que el Gobierno empiece a darse cuenta de que Lanzarote ha dejado de ser lo que era y que se necesita más y mejor policía también en esta Isla.

Como se sabe efectivos policiales recibieron, sobre las 09:20 horas de la mañana del maldito martes 13, la alerta por parte de un vecino que paseaba a sus perros por unos solares cercanos al vertedero de Zonzamas. Según precisan las fuentes consultadas por este diario, el cuerpo sin vida de la joven fue encontrado semienterrado junto a un camino de tierra en el barrio de Argana, en dirección al vertedero de Arrecife.

Uno de los perros acudió de inmediato a olfatear el cadáver, lo que hizo pensar al vecino en primera instancia que se trataba de un animal muerto. Sin embargo, al observar un brazo que sobresalía fuera de un montículo de arena, rápidamente se percató de que se trataba del cuerpo sin vida de una persona, que había sido enterrado "a marchas forzadas a uno de los lados de la carretera".

El hombre que encontró el cuerpo de la joven es un vecino de Arrecife que suele pasear a sus perros por la zona, y que dio aviso al Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad del Gobierno canario (CECOES 112).

El cuerpo sin vida de la joven fue encontrado semienterrado, en concreto, junto a un camino de tierra en el barrio de Argana. Inmediatamente, agentes de la Policía Local se personaron en el lugar, precintaron toda la zona y avisaron del hallazgo a la Policía Nacional, cuyos agentes acudieron al lugar, personándose también efectivos de la Policía Judicial y Científica y la Comisión Judicial. La jueza del Juzgado de Instrucción Número 7, de guardia y el forense, se desplazaron también al lugar de los hechos.

Éste es el relato frío de los hechos, esperemos que en esta ocasión logremos tener un culpable de este terrible asesinato y al final podamos decir sin miedo a equivocarnos: Descanse en paz Yuliisa.

Maldito martes 13
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