viernes. 29.03.2024

Para buscar las razones del funcionamiento de los políticos y del porqué dictan o toman medidas en el parlamento que afectan a los ciudadanos, no hay como darse una vuelta por el hemiciclo cuando hay sesión para encontrarlas.

El mejor ejemplo que podemos tener es asistir a un debate de investidura donde se encuentra toda la banda reunida, sin ausencias.

Muchas veces, los ciudadanos nos preguntamos, entre otras muchas cosas, el por qué los políticos se empeñan en no darle a la educación de nuestros hijos el tratamiento que se merecen, con el fin de tener una juventud educada, formada y plenamente preparada para los fines que se propongan.

Después de ver el espectáculo de hoy, en el pleno de investidura del futuro presidente del Gobierno, tengo las claves a esta pregunta, simplemente no interesa.

Queda una vez más demostrado que hay más educación en el patio de cualquier colegio que en el pleno del Parlamento Nacional.

Clama al cielo, o, como decía Federico Trillo, manda huevos, que sujetos tan bien pagados y con tantos privilegios tengan la educación que tienen, o sea, ninguna.

Cuando en Canarias nuestros hijos tienen tantos problemas para poder estudiar una carrera, ya que a más de uno su situación económica no le permite afrontar los gastos que esto conlleva y la falta de ayudas hace inviable su futuro universitario, en el circo de la Plaza de las Cortes numero 1, se empeñan, con machacona intensidad, en demostrarnos que no hace ninguna falta tener formación alguna para tener un futuro de los mas esplendoroso. No hace falta ni formación, ni cultura ni mucho menos educación, para ingresar importantes cantidades de euros mensuales que nos permitan llevar una, más que agradable, vida diaria.

La mala educación que demuestran, día si día también, estos prebostes patrios hace que, nuestras reivindicaciones en busca de una mayor inversión en educación, sean absolutamente estériles y una pérdida de tiempo.

No me extraña que los principales recortes de los gobiernos sean en educación, además de en sanidad. Queda demostrado que a los políticos que nos gobiernan lo único que les interesa es tener a unos ciudadanos enfermos e incultos, porque lo contrario sería jugarse su futuro laboral y a eso no están dispuestos ninguno de los que se sientan en tan cómodos sillones.

Y aquí, la educación, al contrario que las ideologías, si que es trasversal, da lo mismo que seas de derechas, de izquierdas, de centro o extremista, nacionalista o constitucionalista, hetereo, gay o bisexual, que la falta de educación traspasa fronteras ciudadanas.

Es triste ver como individuos a los que, como en la guerra, la educación se les presupone como el valor en combate, carecen de una forma tan lamentable del principio básico del respeto a los demás.

Mientras algunos nos empeñamos en trasmitir a nuestros hijos valores, educación, cultura, respeto a los demás sean cual sean sus ideas, los que nos representan en el Congreso están empeñados en todo lo contrario. La educación no forma parte del ADN de los elegidos para mayor gloria de sus bolsillos.

Si las huestes de PODEMOS no dejan de poner de manifiesto que, a pesar de su “formación” universitaria, la universidad no deja de ser otra cosa que una fábrica de indocumentados mentales, el portavoz del PP se encarga de demostrar que tampoco los de la derecha, por lo menos algunos, son ni medio normales, por no decir algo más gordo.

Pablo Iglesias se ha pensado que el Congreso es un megáfono en una manifestación de forrabionas, aparcavacas o abrazafarolas y Rafael Hernando me recuerda al enano de una banda de quinquis, de mis tiempos de juventud, que provocaba a los transeúntes y cuando le ibas a estampar un viaje con la mano abierta, aparecía el quinqui primo de zumosol para ponernos en nuestro sitio. No termino de entender como mantienen en el cargo a un sujeto que siempre que puede, pone de manifiesto que su educación es ninguna, que tiene menos gracia que el pijama de Belén Esteban y que su patetismo cuando toma la palabra llega a límites insospechados.

Pablo y Rafael y el coro de plañideras que aplaude sus intervenciones, justifican ya de por si las razones de los recortes en educación. Sin esos recortes, nuestros representantes en el Parlamento serian ciudadanos de otro calibre.

Los que asistimos a espectáculos tan patéticos como el de hoy, nos quedamos con la duda existencialista de decidir, para nuestro hijos, entre darles la educación que hemos recibido de nuestros padres, exquisita en mi caso, o formarlos en una escuela circense, con el fin de que, a cambio de educación, llenen sus bolsillos con la ley del mínimo esfuerzo.

A pesar de que me queda claro que ser educado en un mundo como el de hoy no es rentable, prefiero lo primero.

Y lo malo no es lo que hemos visto y oído hoy, que podía ser un hecho puntual y aislado enmarcado en el fragor de la batalla por la alcoba de La Moncloa, lo malo es que es un capitulo demasiado recurrente en la vida pública española sin visos de cambiar.

La democracia es lo que tiene, que cualquier desneuronado puede embolsarse cinco mil euritos o mas sin más merito que el estar en el lugar oportuno en el momento adecuado, o ser el que mejor pone el café a los jefecillos de turno. Cualquier zoquete puede ser parlamentario y, por extensión, Presidente del Gobierno, eso sí, si eres educado, culto y preparado, ya puedes ir pensando que la política no es lo tuyo.

Y por último, los recortes en educación lo único que provoca es que nuestra juventud esté más preocupada de lo que pasa en Mujeres, Hombres y Viceversa que en lo que realmente nos realiza como seres humanos. A los políticos les interesa más que la mayor audiencia de la tele la tenga Sálvame y sus descerebrados protagonistas que los documentales de la 2 o de National Geografic ya que siempre será más fácil gobernar a siliconadas, musculitos sin neuronas y a pantojiles varios que a jóvenes educados, cultos y preparados.

Mala educación demasiado bien pagada
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