sábado. 20.04.2024

Abandonas las islas apenas unos días, siempre con la esperanza de que al regreso te encuentres otro panorama menos sombrío que el habitual, y te tropiezas con los morro-cotudos titulares de siempre en las portadas: “CC OO exige en plena crisis 700 millones para los maestros canarios”. No hay que perder las (malas) costumbres. En Ombligolandia no importa que el mundo se hunda. Ande yo caliente y muérase la gente. Ajenos a las fatiguitas de la misma sociedad que los sobrealimenta, los maestros de la nada, los reyes del fracaso escolar (el mayor de toda España, el peor de toda Europa), exigen que se les dé todo lo que les prometieron allá cuando atábamos los perros con chorizos (de Chacón), porque en tiempos de abundancia vieron flojera en la clase política y reclamaron el oro y el moro, con todo el morro. Y quieren que esos privilegios se mantengan, llueva o truene.

Afirma ufano el secretario general de CC OO en Canarias que “no perdonaremos ni un euro”. ¿Tenías alguna duda de que los sindicatos viven al margen de la realidad, ajenos al desaliento egoísta y a la mínima vergüenza? ¿Esperabas de los mimados maestros otra solidaridad que no fuera o fuese hacia ellos mismos? Tienen la parte alícuota de culpa que tienen, porque la naturaleza humana es así de insensible cuando se apunta a bruta y ciega, pero la culpa verdadera y primigenia es de los políticos que se venden al mejor postor por un plato de votos (como en Inalsa, como en los Centros Turísticos, donde se creó el monstruo insaciable del trabajador mimado y consentido, que nunca mira hacia abajo sino hacia arriba y siempre ve a alguien que está mejor que él, no a la mayoría que pasa las de Caín).

Algunos siguen creyendo que sólo tienen derechos y ninguna obligación. ¿Cómo es que unos de los gremios más mimados, mejor pagados y más descansados (vacaciones y puentes sin cuento) es el que más huelgas, protestas y cortes de calles protagoniza? Pues por aquella lógica elemental y muy humana que avisa y advierte que suele ser casi siempre el que más tiene el que más quiere y reclama. ¿Los has visto alguna vez manifestándose abogando por los derechos de los alumnos, si los hubiera o hubiese?

El principal y máximo (i)rresponsable de la poca Educación que nos va quedando en Canarias ha sido, desde los tiempos de Lorenzo Olarte Cullen y su suicida homologación que nos hipotecó para los restos a todos los que vivimos en este Archipiélago a la deriva, el propio Ejecutivo autónomo o autómata regional, que les ha dado la mano a los insaciables y ahora que ya se han merendado el brazo van a por la cabeza, los muy voraces. Sindicatos de clase sin clase alguna y educadores sin educación son culpables de la situación en segundo o tercer grado. El primer, el máximo culpable es el político al que votas en las urnas para que te hunda, hoy como ayer.

Hace años que no escribo ni una línea sobre la situación educativa en Canarias. Siempre que lo he hecho, años atrás, me han dicho de todo menos batatero los que no aceptan ni la más mínima crítica a su labor educativa, si la hubiera o hubiese, y van sobrados de tiempo libre para matar al mensajero. “Y sin embargo se mueve”, observó Galileo, siglos atrás. Se mueve, hacia arriba siempre, el creciente índice de fracaso escolar, que ha colocado la presunta Enseñanza canaria en el pelotón de los torpes, en comparación con la que se imparte en el resto de España y parte del extranjero.

Qué bonita palabra la de maestro, a fe mía. Y qué desperdiciada o mal empleada casi siempre por aquí abajo. Los que no hacen honor a ese nombre se aprovechan del miedo que existe en la prensa a censurar sus excesos, sabedores de que es tabú hablar claro sobre este otro poder fáctico cuyos integrantes e intrigantes siguen haciendo lo que quieren… porque los dejamos. Pero llega un momento en el que la cachimba se llena… ([email protected]).

Maestros del chantaje
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