viernes. 19.04.2024

1.- El pasado sábado, como cada día, bajé al Puerto de la Cruz (el concepto de alturas no está muy definido cuando uno se mueve de costa a costa en esta isla; y los del Puerto dicen "bajar a Santa Cruz" y los de Santa Cruz deciden que "bajan al Puerto", cuando ambas ciudades se encuentran en idéntica cota). El sol se había apoderado del paisaje y lo acariciaba con mucho calor. Refulgían las plataneras como nunca y la costa de Yeoward se adornaba con un mar plato y con una brisa suave del alisio, tan refrescante que se aproximaba al viento del paraíso. No tenemos aquí Tigris, ni Eúfrates, que eran los límites del territorio de Adán y Eva , pero el Atlántico nos reconforta con su paisaje azul que en este julio se ha hecho muy especial. Le pregunté a mi amigo Celio Rodríguez , gran pintor, si era capaz de recoger ese azul con sus pinceles y me prometió una marina del color del infinito de este julio de la Virgen del Carmen y del Poder de Dios , las divinidades portuenses.

2.- No cabía un alfiler en el Lago de Martiánez. Yo estoy con María Luisa Cerrillos , que el otro día recreó en este periódico la calle de Quintana portuense sin carteles y parecía una vía peatonal de Cartagena de Indias. Es preciso aprovechar a esta mujer para que deje el Puerto hermoso, en su estado natural. Mucha animación de fin de semana y cientos de personas en las calles, como si el momento dramático no fuera con ellas. De lo que me alegro. Desde la vía de cornisa contemplé mi pequeño Manhattan de los sesenta, iluminado por una luz de día. Qué preciosidad.

3.- No sabemos lo que tenemos. Este pequeño pueblo metido en el mar gracias a un brazo de lava se levanta de sus cenizas, casi de manera inconsciente. Interrogas a los portuenses y se quejan pero, al menos, albergan la esperanza. Allá arriba se asomaba el Teide, con el manto de ceniza y sus toques de plata. Los niños aullaban en el Lago de Martiánez y los pintores callejeros tenían cola en sus destartalados timbirichis. Qué hermosura, si aquello parecía París sin mar. Entre Cartagena de Indias y París desparramaba mi Puerto de la Cruz su identidad vieja y hasta quise ver sonreír a las estatuas:Miranda, Agustín de Bethencourt, Isidoro Luz, Paco Afonso, Agatha Christie, Domingo Pérez . Faltaban Los Beatles , que también estuvieron por estos andurriales y disfrutaron de su luz de día.

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Luz de día
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