jueves. 25.04.2024

Familiares y amigos de los seis excursionistas fallecidos.

AGENCIAS

El luto por el fallecimiento de seis jóvenes en una galería de agua abandonada en Tenerife ha comenzado entre sus familiares y amigos, mientras las autoridades inician las investigaciones para saber qué ocurrió para que treinta excursionistas entrasen en un lugar en el que les esperaba la muerte.

Los jóvenes, que eran miembros de la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN) y del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), quedaron para hacer una excursión, como muchas otras veces, y con la intención de recorrer la ruta de Erjos a Los Silos, en el noroeste de la isla.

Los excursionistas no se conocían todos, y al parecer el guía que conoce la zona y debía acompañarles no pudo hacerlo, por lo que dio instrucciones por teléfono, ya que en el grupo había otros tres jóvenes que eran guías de excursiones.

Cuando llegaron a la zona en la que debían cruzar el túnel que une Piedra de los Cochinos y Cuevas Negras los jóvenes se encontraron con dos galerías entre las que elegir, y se decidieron por la equivocada.

La Guardia Civil investigará ahora por qué los jóvenes tuvieron que elegir entre un túnel seguro y una galería de agua abandonada, ya que no hay señalización alguna y la reja que debía impedir el paso estaba retirada.

Alguien retiró la reja y nadie la repuso, a pesar de que se sabe que las galerías de agua, aunque estén en funcionamiento y explotación, son muy peligrosas porque en su interior se producen emanaciones de anhídrido carbónico de origen volcánico.

La diferencia es muy grande entre un túnel de unos 500 metros de longitud, como el que buscaban los jóvenes, y una galería de unos 3.000 metros de longitud que busca el agua que emana bajo el volcán Teide.

Incluso las galerías que están en uso no pueden visitarse en cualquier momento, por lo que hay que pedir permiso a los propietarios y estos organizan un recorrido guiado, pero después de que la instalación se haya aireado.

Como ha explicado el portavoz de ATAN, Eustaquio Villalba, el ambiente en una galería de agua no es venenoso, sino irrespirable, porque el anhídrido carbónico es inodoro e insípido y no se percibe, pero produce un empobrecimiento del poco oxígeno que hay disponible, pues no hay aireación.

Cuando se respira en esas circunstancias las personas se sienten mareadas y fatigadas, de modo que si no salen con rapidez pierden el conocimiento y poco a poco la vida.

Algo así debió de sucederles a estos jóvenes, pues el que salió y dio la alarma a los servicios de rescate comentó que entraron en torno a las 14.00 horas del sábado y que a medida que avanzaban hacia el interior perdió el conocimiento mientras veía que otros compañeros caían.

Según su versión, estuvo unas dos horas sin conocimiento y cuando lo recobró salió a buscar ayuda, lo que consiguió.

La galería no tenía salida, algo que los jóvenes ignoraban, pues ellos creían que entraban en un túnel porque nadie señalizó el área para impedir el paso o no se preocupó por impedirlo.

Una galería de agua es un túnel con una sola boca (bocamina) con una sección media de dos por dos metros, perforado con la intención de alumbrar agua, según se explica en la página de internet de Aguas de Tenerife.

En Tenerife hay emboquilladas 1.051 galerías, con una longitud total perforada de 1.689 kilómetros, que en 2003 aprovechaban un caudal conjunto de 119,7 hectómetros cúbicos al año.

En las galerías, y en función de sus características constructivas y de aprovechamiento, se diferencian varios subtipos, como son los de convencional, socavón, naciente y pozo, el primero de los cuales es el más representativo.

A finales del siglo XIX comenzaron a perforarse las galerías en los puntos en los que era más clara la existencia de agua subterránea, que eran aquellas en las que había manantiales.

Las labores de perforación se intensificaron desde aquella época, de modo que aumentó de forma considerable el número de galerías, si bien su distribución no es uniforme, explica Aguas de Tenerife.

Las primeras perforaciones se localizaron en torno a la dorsal de La Esperanza, tanto por la vertiente norte como por la sur, y desde aquí se extendieron al resto de la isla.

A mediados de los años 60 se habían abierto más del 90% de las galerías que existen en la actualidad, de forma que se llegó a finales de esa década a la máxima productividad.

Luto en Tenerife mientras las autoridades investigan qué ocurrió
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