viernes. 29.03.2024

José Eleazar Rodríguez, este martes, durante el primer día del juicio.

En el segundo día del juicio del crimen de Schamann, en la Audiencia Provincial de Las Palmas, donde se juzga a José Eleazar Rodríguez, por presuntamente dar muerte a Rafael A.M. con dos puñaladas, los testigos presenciales coinciden en que la víctima tuvo una pelea de aproximadamente un minuto, horas antes de morir, con el acusado, pero nadie vio como le clavaba el cuchillo, ni la sangre en el costado de Rafael A.M.

Todos los testigos afirmaron este miércoles que la pelea fue rápida, Rafael A.M. se lanzó sobre el acusado para agredirle y debido a su mayor peso y complexión, de dos puñetazos hizo caer a Rodríguez al suelo. A partir de aquí sólo se pueden evaluar los indicios por los que se imputa al acusado.

Uno de los testigos protegidos aseguró que “el acusado Eleazar Rodríguez, en los escasos segundos de la pelea, no pudo defenderse, y cuando cayó en la calle tuvo las dos manos en el suelo”. Sin embargo, “tras esta acción Rafael salió corriendo con las manos en el costado, Rodríguez se incorporó, recogió del suelo un cuchillo con la punta ensangrentada y se la lanzó a la víctima por el aire, aunque no le alcanzó, cayó sobre una furgoneta”.

La abogada del acusado Josefina Navarrete, insiste precisamente en este hecho “nadie vio clavar el cuchillo a Rafael A.M., pudo ser otro, porque el acusado estaba prácticamente inmovilizado por la rapidez de la lucha”. La acusación particular que dirige el abogado Gonzalo Boye, también da importancia a este hecho, pero de forma contraria: “Nadie vio clavar el cuchillo a Rafael A.M, pero hay indicios suficientes que confirman que el acusado tenía un motivo. Era el que estaba enfrentado a la víctima”.

Esconder el cuchillo

Durante el juicio se puso de manifiesto que todas las acciones y circunstancias las vieron unos testigos u otros, sin embargo el asesinato en sí, el acto de clavar el cuchillo, no estuvo al alcance de nadie. Otra cosa es lo que sucedió minutos después al crimen. Un testigo protegido manifestó que se acercó al vehículo del imputado para hacerle un favor y pudo observar como “el acusado sacaba un cuchillo con la punta ensangrentada de debajo del asiento del conductor y lo tiró a un contenedor de basura”.

Esta acción para la acusación particular y para la fiscal, María Rosa Rubio, es incriminatoria. Si bien, la abogada entiende que sólo se trata de esconder el arma no del asesinato. El testigo protegido sobre este aspecto añadió que “los dos familiares que estaban con el acusado en el coche cuando se deshizo del arma, preguntaban muy nerviosos a Rodríguez, si ya había hecho desaparecer el cuchillo” y que incluso uno de estos familiares le aclaró que acababan de tener “un rifi-rafe que terminó en muerte”.

Los hechos de los que se imputa a José Eleazar Rodríguez, se desarrollan en el barrio capitalino de Schamann, en Gran Canaria. La velocidad del coche BMW tuneado de Rodríguez, produjo la molestia de la víctima Rafael A.M, que con 0.85 gramos de alcohol en sangre, se lanzó a golpear a Rodríguez, el 12 de abril de 2006. Después de este enfrentamiento el acusado dice que volvió a su casa y que la víctima todavía vivía. La fiscalía quiere demostrar que Rodríguez le clavó en dos ocasiones un objeto punzante en la lucha, que le produjo a Rafael A.M. la muerte cuando se encontraba en el hospital.

Los próximos días seguirán declarando testigos y se intentará esclarecer no sólo el asesinato, sino el hecho de que el cuerpo herido de Rafael A.M. fuera abandonado en el suelo de la entrada del hospital Negrín, por dos vehículos que se dieron a la fuga.

Los testigos vieron al acusado de Schamann discutir con la víctima
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