miércoles. 24.04.2024

Hasta en comunidades como la vasca, en la que el poteo tras el trabajo era una tradición sagrada, están cerrando los bares porque la gente ya no se apunta al “chiquiteo”. La falta de dinero o de tiempo está llevando a que los trabajadores se vayan a casa una vez finalizada la jornada laboral. En Canarias nunca ha habido tradición de “poteo” y los lanzaroteños no están acostumbrados a quedar después del trabajo para tomar una cervecita o un vino y comentar cómo ha ido el día. Sin embargo, el grupo cada vez mayor de separados que no quieren volver a casa y encontrársela vacía y las personas que llegan de la península, están solas y quieren conocer gente son los principales clientes potenciales para los bares y restaurantes que abren por las tardes entre semana, lo que se ha llamado “after work”.

Victoriano Elvira es el presidente de la Asociación de Bares y Restaurantes de Lanzarote y cree que “la costumbre de quedar después del trabajo está mucho más extendida en el propio sector de la hostelería, ya que muchas personas salen de noche y se van a cenar a las 12 o a tomar una copa antes de irse a casa”. Sin embargo, no piensa que sea algo habitual en el resto de la población conejera. Dice que “hay que tener en cuenta los trabajos y si la gente termina a las ocho o las nueve, no es muy normal que se vayan por ahí, ni siquiera en un lugar como éste que el clima y el entorno sí podrían permitirlo”.

Arrecife muerto a partir de las ocho

Reconoce que en este sentido, Arrecife puede estar un poco muerto y no es frecuente ver gente alternando por sus calles entre semana. “Aunque alguien pueda quedar con algún amigo o se finalice en un bar alguna reunión de trabajo, no hay mucha costumbre, salvo en el sector de la restauración”.

Opina que la gente se va directamente del trabajo a casa por una mezcla de falta de tiempo, de dinero y de hábito, pero sobre todo, por esto último. “A nosotros nos gusta llegar a casa y dedicar esas horas a la familia”.

Sin embargo, no piensa Elvira que los restaurantes se nutran sólo de los turistas que van a cenar a diario. Dice que “hay que tener en cuenta que somos una población que ha crecido muchísimo y que hay gente que tiene su día de descanso entre semana y otros que hacen cenas de negocios o reuniones con amigos”. Afirma que “en un restaurante que trabaje bien entre semana siempre podemos ver un par de mesitas ocupadas por gente autóctona”. El número se multiplica considerablemente los fines de semana. Comenta que “aunque dos o tres mesas de comensales no son rentables para el establecimiento, son locales que funcionan con el turismo y aunque un bar no puede mantenerse sólo con la población local, tampoco pueden aguantar sólo con el turismo”.

En cuanto a Arrecife, la ciudad se queda apagada porque aunque la gente sí sale a la calle, no se hace de forma habitual y no es normal que una persona vaya a cenar de restaurantes varias veces a la semana.

Dice que los propietarios de los establecimientos sí se preocupan porque su negocio esté concurrido pero son conscientes de esta situación.

Divorciados

Para muchas personas supone un motivo de tristeza acudir a casa tras un divorcio, después de pasar del jolgorio de la familia a la más absoluta soledad. Este perfil de persona, que puede ser el principal cliente potencial de los restaurantes que ofrecen cenas, tiene el problema de que tras una separación, en ocasiones se quedan en unas condiciones económicas tan precarias que no pueden permitirse estos lujos. En cuanto a aquellos que sí tienen un alto nivel adquisitivo y quieren restaurantes que se adapten a sus gustos selectos, dice Elvira que “la gente no se suele gastar grandes dinerales pero en general sí se quiere ir a sitios donde la persona se sienta cómoda y le den un buen servicio y si tiene esto, no le preocupa lo que le vayan a cobrar”. En otros casos, los lanzaroteños prefieren ir a los locales que sirven comida tradicional o incluso a los establecimientos regentados o atendidos por amigos. En su opinión, también es determinante a la hora de repetir comedor el hecho de que en ocasiones previas se haya ofrecido un buen servicio y productos de calidad.

Bares para cerrar negocios

Entre lo que se ha venido a calificar “nuevas tribus turísticas” está el sector de los jóvenes profesionales que vienen a la Isla a hacer negocios y que permanecen aquí un par de días hasta que resuelven sus asuntos laborales. Según el presidente de la Asociación de Bares y Restaurantes, “son personas que aunque tienen las habitaciones reservadas y el hotel, sí aprovechan para salir y conocer Lanzarote y salen a cenar fuera”. Dice que “también hay un grupo importante de empresarios que reciben proveedores o posibles clientes y que cierran muchos negocios en los bares”. Como siempre se dice, muchos de los grandes contratos se cierran en los bares y si las gestiones empiezan en la oficina pueden acabar a pie de barra.

No piensa Elvira que la tendencia vaya a cambiar mucho, aunque cree que el factor económico es el determinante y si la gente tiene dinero quiere invertirlo en ocio, pero si se carece de él, lo primero de lo que se prescinde es de las comilonas fuera de casa.

También tendrá que ver la llegada de gente proveniente de la península que está sola en la Isla y necesita relacionarse, conocer gente e integrarse en la sociedad conejera y nada mejor que “el calor del bar”.

Los lanzaroteños no se apuntan a quedar para tomar algo tras el trabajo
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