Fotos: Jose Curbelo
Desde el primer día del programa de fiestas, las murgas serán las protagonistas de los trece días de color y diversión que vivirá la capital lanzaroteña. Prueba de ello es la elección del pregonero de este año, los integrantes de la murga Los Intoxicados. En concreto fueron 20 los encargados de dar este viernes el pistoletazo de salida del Carnaval de Arrecife 2007.
Tres representantes de la legendaria murga lanzaroteña, el presidente, Ángel Manuel Pérez, y los vocales Pablo Luis Cabrera y Heladio -los integrantes más veteranos- fueron los encargados de leer un pregón de 12 folios al que le iban intercalando el himno
“Aquí estamos los Intoxicados” y un show de “piticlines” elaborado hace más de 20 años y donde se recordaron historias acaecidas en aquella época pero contadas, como no podía ser menos, de una forma divertida y entretenida.
El acto tuvo lugar ayer en el Parque Islas Canarias y contó con la participación de la batucada Villa Pipol, que se ha convertido en un imprescindible en toda fiesta popular que se precie en la Isla.
Ángel Manuel Pérez, horas antes de su puesta en escena, no pudo disimular ante Crónicas el nerviosismo que le producía ostentar tal responsabilidad y dijo que la elección de su grupo había supuesto “un orgullo para la murga entera, un premio para nosotros” para luego reconocer que sus nervios respondían a que “un pregón no se dice todos los días”.
Unos comienzos humildes en 1983
El pregón de “Los Intoxicados” rememoraba, entre otras cosas, los comienzos de esta veterana agrupación y los orígenes de sus integrantes. El pregón daba comienzo así: “Los que parecen aquí estar estamos; lo que pretendemos ser, somos; lo que venimos a decir, diremos; y quienes somos ya lo diremos; murga que nació en el seno de un club de fútbol; en una barriada de Arrecife, bien llamada Valterra; nacimos trabajadores, entre miserias, tristezas y como no, a pesar de todo con alegría; nuestro primer Carnaval fue en 1983; dos murgas existían “Los Relamidos” y “La Casa del Miedo”, y con nosotros empezaron nuestros buenos amigos murgueros, los conocidos “Batateros”; un
nombre para nuestra murga buscamos, y después de mucho indagar, pensar, reflexionar, qué mejor nombre que algo propio de la barriada, que con ella nos identificara; había algo que en aquella zona nos intoxicaba, los olores de las fábricas de pescado que nos rodeaban, de ahí el exacto nombre hallado de “Los Intoxicados”; este año nos han encargado que pregonemos las fiestas del Carnaval de Arrecife, honor que agradecemos, no en vano vecinos somos, y queremos con nuestra aportación, ser un vínculo de unión entre los ciudadanos y la organización; siempre ha estado entre nuestras consignas, fomentar la participación, trasladar la alegría y el jolgorio que desde nuestra humildad podamos a la ciudad ofrecer; Carnaval, “Carnem Levare” quitar la carne, carne-adios carnestolendas, tolerancia de la Iglesia a sus feligreses desajuste de lo cotidiano, permisividad desmesurada en lo festivo y atiborrarse de carne en los cuatro días anteriores al miércoles de ceniza, fecha del comienzo de la Cuaresma; etapa en la que entre otras cosas no se podía comer carne, ni diversiones, ni fiestas, ni jolgorio, sólo días de recogimiento y pensamientos espirituales; (...) hoy en el tiempo en que vivimos, las posibilidades de diversión son infinitas, los lugares para ellas los encontramos por doquier, el ser humano a veces se encuentra saturado de ofertas de ocio, lo que le conduce a una falta de ilusión por las cosas sencillas, y son estas muchas veces las que te hacen feliz; por eso, el Carnaval nos recuerda que existimos y que no sólo nuestro cuerpo, sino nuestro espíritu necesita de esos días, con lluvia o sin ella, ojalá que no, en que el tiempo parece detenerse, las discusiones se olvidan, el estrés se muere, el coche es distinto y hasta tu jefe te cae simpático y agradable, bueno, aquí igual nos pasamos un poco, pero por intentarlo que no quede; no se han fijado ustedes que en el Carnaval, los que son, son, y los que no son, no son; parece complicado y lo es, por tanto, mejor no lo explicamos, no sea que la liemos; la gente es distinta y los disfraces también; la música suena hasta mejor, bueno, al menos es más escandalosa, pero se oye diferente, se incrusta en el cuerpo y no quiere salir, y nosotros tampoco hacemos mucho para que salga, y qué más da, estamos en Carnaval (...)”.
