miércoles. 24.04.2024

Mientras los países implicados en buscarles una solución negocian “al más alto nivel”, los 372 ocupantes del buque ‘Marine I', que hace unos dos meses partieron hacia Canarias hasta que fueron interceptados y remolcados hasta aguas mauritanas, han vivido momentos de auténtica desesperación.

Más de dos meses a bordo de un barco, entre ellos, cinco desesperantes días esperando a que Mauritania y España dejen de tratarlos como una patata caliente y pongan solución humanitaria a sus condiciones. Fiebres, diarreas y problemas psicológicos son algunas de las consecuencias de vivir hacinados entre metales y en medio del mar.

Mientras los países implicados en buscarles una solución negocian “al más alto nivel”, los 372 ocupantes del buque ‘Marine I', que hace unos dos meses partieron hacia Canarias hasta que fueron interceptados y remolcados hasta aguas mauritanas, han vivido momentos de auténtica desesperación.

Al parecer, y según informaron en la Cadena Ser, al menos una veintena de los ocupantes se lanzaron al mar cuando vieron una embarcación oficial del gobierno mauritano que iba a realizar una inspección rutinaria. Según informaron fuentes de Salvameto Marítimo, cuyo buque Luz del Mar custodia al ‘Marine I' en compañía de la Guardia Civil, en realidad fueron sólo dos los que se lanzaron y fueron rescatados posteriormente.

El caso es que las condiciones de hacinamiento que están viviendo se reflejan en estos actos desesperados. La Media Luna Roja está colaborando con el envío de enseres y víveres para su subsistencia. Olivia Acosta, perteneciente a Cruz Roja España, se ha desplazado a Mauritania para seguir de cerca las labores humanitarias.

Según informó Acosta, el último envío de ayuda consta de 4.500 kilos de comida (como 100 kilos de arroz, 550 kilos de verduras, etc.), 3.000 litros de agua, así como 100 kits sanitarios. Víveres y enseres que les ayudarán a sobrevivir durante cuatro días más, aunque Acosta asegura que se está en disposición de hacer un tercer envío de ayuda en caso de que no se llegue a una solución hasta entonces.

De las 372 personas que se encuentran a bordo, todos varones y adultos, siempre según datos aportados por los propios tripulantes a través de la radio, 305 personas proceden de Cachemira, 22 de Birmania, y 10 de Sri Lanka y el resto de África, de los que 23 vienen de Costa de Marfil, diez de Sierra Leona, y dos de Liberia.

A pesar de que se dice que son todos adultos, la vicepresidenta del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, asegura que a bordo se encuentran niños. Además, tras la reunión del Consejo de Ministros se ha decidido un primer desembarco de los niños que se encontraban a bordo del buque y que están en peores condiciones. Respecto al resto, una misión de identificación se ha desplazado desde Guinea Conakry a Mauritania.

De la Vega también anunció una subvención a Mauritania para la protección de sus fronteras por valor de 655.000 euros, dentro del marco de entendimiento de España con aquel país, y sendos acuerdos de cooperación con Gambia y la propia Guinea Conakry.

Los 372 tripulantes del 'Marine I' sufren diarreas, fiebres y problemas psicológicos...
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